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Construyendo certezas

Construyendo certezas

miércoles 28 de octubre de 2009, 17:40h
Para los seres humanos, la confianza es un bien de primera necesidad. Todos requerimos cierta seguridad física, material y emocional, porque una vida dominada por la incertidumbre no es una buena vida. Pues bien, la razón de ser de la Unión Europea está precisamente en generar certezas, en apuntalar la confianza que nos ayuda a vivir mejor.

Los padres de la construcción europea comprendieron que el mejor camino para combatir las fuentes de inseguridad que habían asolado el continente en el pasado -la guerra, la miseria, el totalitarismo- pasaba por poner en pie un sistema basado en la prosperidad compartida. El bienestar económico de los pueblos de Europa debía servir de antídoto contra futuros conflictos armados. Y viceversa: la estabilidad política y las buenas relaciones entre los Estados democráticos de Europa contribuirían al crecimiento de la riqueza.

A partir de ahí, se avanzó paso a paso; en algunos momentos muy deprisa y en otros con  desesperante lentitud. Sin embargo, vista en su conjunto, la construcción europea sigue una dirección clara: es el camino hacia una unión cada vez más estrecha en cuanto a sus vínculos y más amplia en cuanto a los campos y Estados que abarca.

Recorriendo el camino de la unidad, la Unión Europea ha logrado más paz, más estabilidad y más desarrollo económico que la mayoría de regiones del mundo. Su gran éxito ha sido, pues, la generación de certidumbres para sus ciudadanos, hasta un punto que es desconocido en la mayor parte del planeta.

Como seguramente sabrán, durante el primer semestre de 2010 España desempeñará por cuarta vez la Presidencia rotatoria de la Unión Europea. Es una gran responsabilidad, al tiempo que una oportunidad crucial de impulsar el proyecto de Europa que queremos: una Europa aún más unida, que gracias a esa unidad será también más justa y más próspera, más segura y más libre. Será, en definitiva, una Europa menos vulnerable.

Ese es el horizonte hacia el que hemos mirado al preparar el programa para la Presidencia española de la Unión. Un programa que girará entorno a dos grandes principios, que son a la vez herramientas para la acción: la innovación y la igualdad. Innovación, porque en ella está la llave del futuro, y nosotros queremos que la Europa futura lidere el progreso en todos los campos. Igualdad, porque el auténtico progreso consiste en dar oportunidades de futuro a todos y a todas.

Usaremos esas dos herramientas para trabajar en cuatro campos: institucional, económico, internacional y social. Y en los cuatro, la clave de nuestro éxito estará en promover más unidad en Europa.

En el terreno institucional, la principal apuesta de la Presidencia española será la plena  aplicación del Tratado de Lisboa, la nueva norma fundamental que debe regir la Unión Europea a partir de 2010. Con ella, ganaremos en coherencia, en visibilidad internacional, en capacidad de actuación. Ganaremos en ciudadanía. Tendremos un marco jurídico más consistente, y por lo tanto más seguro. Tendremos una Europa más unida.

En el terreno económico, la prioridad de la Presidencia española será la superación de la  crisis. Para ello, nuestra primera inversión debe ser en confianza, el gran activo en quiebra tras el estallido de las burbujas que la lógica neoliberal del mercado había hinchado imprudentemente.

Necesitamos nuevas reglas que garanticen el juego limpio y pongan fin al descontrol financiero, donde sólo prosperan la codicia, la irresponsabilidad y la incompetencia. Con esas reglas, construiremos un modelo productivo social, económica y ecológicamente sostenible. Desarrollaremos una fórmula de crecimiento inteligente, que no dilapide nuestras riquezas medioambientales y humanas, que cree empleo de calidad combinando competitividad y responsabilidad a partes iguales. Y que además contribuya a combatir otro gran reto de nuestro tiempo: el cambio climático.

De cara al exterior, el principal objetivo de la Presidencia española es convertir a la Unión Europea en un auténtico actor global. Tenemos mucho que decir y que hacer en la comunidad internacional, pero lo haremos mejor si hablamos con una sola voz y actuamos movidos por una única voluntad. Sólo desde la unidad, Europa logrará que proliferen en el mundo el diálogo, el consenso y la cooperación, que son verdaderas armas de construcción masiva.

En el ámbito social, nuestra Presidencia apuntará hacia una idea más amplia de ciudadanía, con mejores garantías para los derechos de todos y de todas. Combatiremos activamente aquellas circunstancias que erosionan derechos y provocan vulnerabilidad: la pobreza, la discriminación, la exclusión. Dedicaremos especial atención a la promoción de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres y a la lucha contra la violencia de género, lacra de la que ningún país está totalmente libre.

La Presidencia española quiere una Unión Europea en la que el papel protagonista corresponda a sus ciudadanas y ciudadanos. Una Unión de las personas y para las personas, fiel reflejo de los valores que han fraguado la identidad europea: dignidad humana, libertad, igualdad, solidaridad, democracia, Estado de Derecho. Esos son los valores que resumen nuestra manera entender la vida, y sobre ellos debemos cimentar la ciudadanía del siglo XXI.

Empecé este artículo recordando los primeros pasos de la construcción europea. Sin duda, la Europa de hoy es distinta de la de hace cincuenta años. El mundo entero es distinto. El nuestro es el mundo de la globalización, donde los cambios se suceden velozmente y cada día surgen nuevos retos. Sabemos por experiencia propia que en este contexto, la certeza y la confianza son más importantes que nunca, pero también más difíciles de alcanzar y más frágiles una vez alcanzadas. Sin embargo, hoy igual que hace cincuenta años, la unidad de Europa es el mejor material de construcción de certezas. Con más Europa, con más unión, podremos sellar las grietas de la incertidumbre y construir un hogar mejor para la ciudadanía europea. Ese es el principal proyecto de nuestra Presidencia.


María Teresa Fernández de la Vega
Vicepresidenta Primera del Gobierno
Artículo cedido por la fundación Ideas para el progreso
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