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Josu Ternera, factor clave en la recta final de ETA

Josu Ternera, factor clave en la recta final de ETA

> Algunos quieren ver un nuevo 'caso Faisán' con este prófugo tras escapar de nuevo, misteriosamente, de una redada policial

miércoles 23 de octubre de 2013, 08:14h
Algo importante está pasando, va a pasar, con la languideciente, casi -casi- extinta ETA. La puesta en libertad de los sanguinarios Inés del Río y 'Troitiño', gracias a la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, ha abierto una espita: el proceso no ha hecho más que comenzar y, piensan los optimistas, conducirá a la extinción de la banda que, durante casi medio siglo, ha sido una pesadilla para los vascos y para el resto de los españoles.

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Y, entre los datos que analizan quienes se especializan en la lucha contraterrorista, se incluye el extraño caso de 'Josu Ternera', jamás bien explicado por las autoridades de Interior ni en los tiempos en los que Rajoy y Rubalcaba desempeñaron este ministerio ni ahora, cuando se asegura que la detención del eterno fugado "es una prioridad para el Gobierno". No parece que esto sea así, y no falta quien, como sugería hace pocos días el diario 'El Correo', susurre que este es un nuevo caso de presuntos 'chivatazos policiales' para evitar la captura de alguien que es útil como posible 'aliado' en el fin, entrega de armas incluida, de ETA. ¿Estamos ante otro 'caso Faisán? Yo no diría tanto; no hay datos concluyentes, sino apenas indicios y conjeturas. Pero...

La extraña fuga, el pasado mes de julio, de Josu Urritikoetxea, 'Josu Ternera', de su casa en Durban-sur-Arize, al sur de Francia, cuando unos gendarmes acudieron a detenerle, ha incrementado, ahora que empiezan otros miembros de la banda a salir de la cárcel gracias a la sentencia de Estrasburgo, muchos rumores. Las fuerzas de asalto de la policía gala habían rodeado la vivienda donde, según las informaciones recogidas por la inteligencia española, se encontraba Ternera y entraron en el domicilio, donde solamente hallaron a la compañera del terrorista, Agnes Cerlo, que fue puesta en libertad por no haber cargos contra ella.

El etarra había huido con lo puesto, y era, al menos, la tercera vez que lo lograba, tras dos escapatorias casi milagrosas en mayo y noviembre de 2011. Y después de haber sido, en 2006 y 2007, el jefe de los negociadores etarras con enviados especiales del Gobierno español, entre ellos el ex fiscal general Javier Moscoso, el presidente del PS vasco, Jesús Eguiguren, y el hoy miembro del Consejo del Poder Judicial José Manuel Gómez Benítez. En todo ese tiempo, según fuentes policiales y del Gobierno de Zapatero, se tuvo 'bastante localizado' a Ternera, pero no se le quiso detener. Incluso, existe la impresión de que el Gobierno, empeñado en el proceso negociador con la banda, contribuyó a la curación de un cáncer que el etarra padecía en fase avanzada.

El misterio en torno a este hombre, que pasa por ser partidario de un cese de actividades de ETA 'negociado' y que ha mantenido indudables contactos con enviados gubernamentales, al menos en tiempos de Zapatero, crece. Escapó de España cuando era aún diputado por Euskal Herritarrok en el Parlamento de Euskadi, siendo ministro del Interior Mariano Rajoy. Resultaba increíble que hubiese podido desempeñar un escaño (¡y perteneció a la comisión de derechos humanos de la Cámara!) alguien con su largo y cruento historial terrorista y no menos extraño era que hubiese podido marcharse del país sin dejar rastro. Pero este ha sido apenas uno de los muchos aspectos incomprensibles de la biografía de un individuo que ha dado origen, tras su última escapada de julio y tras haber sido 'públicamente' expulsado de Noruega, donde hasta el ministro de Exteriores le había dado asilo, a una nueva especie: la de que estaría protegido por 'alguien', bien situado en círculos oficiales y policiales, para favorecer un proceso de liquidación definitivo de ETA.

Resulta, en todo caso, muy conveniente tener en cuenta el 'factor Josu Ternera' en esta que es, sin duda, la recta final de una ETA que ha renunciado a la actividad armada, pero que aún no ha entregado las armas y sigue manteniendo a una treintena de militantes clandestinos, la mayor parte al otro lado de la 'muga'. No consta que Urrutikoetxea tenga ahora cargos ejecutivos en la banda -donde no le faltan, de acuerdo con los investigadores policiales, enemigos, hasta el punto de que parece que llegó a estar amenazado de expulsión-, pero sin duda es una figura influyente. Tan influyente que está dando lugar a una especie de leyenda subterránea, de personaje intocable. Continuará.

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