www.diariocritico.com

CONCURSO de VIAJES

¿Pueblo de ensueño… o fantasma?

miércoles 04 de junio de 2008, 12:20h
AMPUDIA (PALENCIA)

Ampudia es un pueblecito pequeño, muy pequeño. Es un lugar donde se puede dejar todo, o casi todo, atrás. Para los que somos urbanitas es una ruptura total con la cotidianidad. Un lugar donde de oye el silencio. Un tópico, hecho realidad en las calles ampudianas
.
Dicen de Ampudia que su perfil es de siluetas. Algo de cierto tiene (aunque ahora parte de ese perfil está contaminado por las horribles versiones modernas de los molinos de viento que rodean por centenares al pueblo). Y es  cuando uno se va acercando por la carretera a lo lejos, sobre un montículo, se ve el castillo, construido entre los siglos XII al XVI. Un edificio por el que pasaron nombres nobles como los Alburqueque, o el obispo comunero Acuña y también el duque de Lerma

Pero lo mejor de las “siluetas” de Ampudia es la Torre de San Miguel, desde el s. XVII, colegiata. Un monumento del gótico renacentista que algunos llaman “la giralda de Campos”. Sí, sí, la giralda. Suena a pretencioso cuando se lee en las guías pero lo cierto es que es de una belleza espectacular. Y no es que tenga la altura de la de Sevilla, claro. Eso sí que sería desmedido y pretenciosos en su entorno, pero es francamente sorprendente. Por la noche su iluminación es perfecta, para los pocos y privilegiados paseantes que recorren las calles del pueblo.

 Como si se hubiera parado el tiempo, en Ampudia  se puede caminar  bajo unos soportales de madera y piedra magníficamente conservados. Un ejemplo de arquitectura popular muy propia de Castilla y francamente bonita. La perspectiva de esas calles, aunque son pocas, merecen la pena, y mucho.

Y a pesar de todo ese encanto, el pueblo tiene un poco, o un mucho, de fantasmal. Dice el censo del Ayuntamiento que Ampudia tiene algo más de 600 habitantes, pero las calles se ven casi desiertas a mitad de tarde de un sábado lluvioso, muy lluvioso. Las contraventanas de la mayor parte de las casas estaban cerradas. Los pocos chavales que vivimos tonteaban bajo los soportales unos….y los otros, el resto de la juventud de Ampudia, disfrutaban un modesto y tranquilo “botellón” al pie del castillo.

Posada Real de la Casa del Abad


Frente a la clásica austeridad castellana, en Ampudia se puede disfrutar de un magnifico –y caro- capricho: La Posada de la Casa del Abad. Un lujazo, la verdad. Una refinada oferta hotelera que hemos descubierto con esta casa de s. XVII que debe su nombre a su primer propietario, el abad de la Colegiata de San Miguel.

Una casa solariega que ha pasado dentro de la misma familia de generación en generación  La Posada está en  la plaza principal del pueblo. Su rehabilitación y adaptación como hotel de lujo son magnificas. Se mezclan, con cuidado y gusto, elementos arquitectónicos y muebles originales, con los materiales más modernos del diseño actual. Se nota la mano y el interés de un profesional en la familia.

 El edificio conserva la extraña distribución que la casa ha ido adquiriendo a lo largo de sus siglos de existencia. Con pasillos y recovecos desconcertantes, incluida la capilla privada del abad, patios interiores convertidos – con claraboyas- en sala de lectura, un corral trasero trasformado en Spa. (Sí, sí,  el hotel también piensa – a mi pesar- en ese nuevo turismo del Spa y tiene una amplia y variada oferta de tratamientos corporales y faciales.)

A la estructura antigua de la casa se ha añadido un local de arquitectura y diseño muy, muy moderno y, para mi gusto, elegante y atrevido. Tanto que para otras miradas más clásicas puede estar al límite. Nosotros teníamos una magnifica habitación dúplex en esta parte más moderna. Con una buena terraza para tomar el sol en privado –quienes tengan la suerte de que no les llueva a finales de mayo-. La vista inmejorable: el castillo de frente y la torre de San Miguel a la derecha. Incómoda la escalera, por aquello de subir y bajar el equipaje. Todo por el excesivo precio de ¡¡¡¡¡¡ 230 euros la noche!!!!!!! Y no era la suite, que también hay. Caro, muy caro.

Pero ahí no acaba tod... tanto si usted es cliente de la Posada, como si no lo es puede disfrutar de una magnífica cena en el…

RESTAURANTE DE JOAQUÍN KOERPER

El comedor es un local precioso, situado en la zona más antigua de la casa.

El menú de este chef de origen alemán se ha ganado ya una estrella Michelín. Su cocina creativa juega en buena parte con los productos propios de la zona. Se basa en platos tradicionales rotos por un excelente punto de innovación.

En los entrantes sorprende una crema de lentejas muy conseguida y es curiosa también unas frituras de flores y la variedad de sales que tienen, hasta 5, la mejor, la negra.

Ya de primer plato recomendamos la bicrema de espárragos trigueros y blancos, acompañados de una emulsión de cebolla y cava. Una elaboración suave y exquisita. También se debe de probar la parrillada de verduras con salsa de kefir. Nada que ver con ninguna otra versión de este conocido plato.

De segundo es muy bueno el cochinillo acompañado de una mermelada de manzana y puré de patata elaborado con azafrán y otra especia oriental que no consigo recordar. Una combinación esplendida. Sorprende también, y mucho el bacalao confitado con garbanzos al pilpil.

La carta, en definitiva, no es muy larga, pero sí suficiente y con mucha variedad. Tienen también 2 menús de degustación. El más largo de ¡¡¡¡¡ 8 !!!! platos de media ración. El restaurante, lógicamente no lo recomienda por la noche.

Buena además la carta de vinos, amplia y calidad en la oferta.

Una magnifica cena al precio de 50 euros por persona. Caro, desde luego, aunque no demasiado si se tiene en cuenta que la estrella michelín siempre conlleva una subida en los precios. Y que hay otros restaurante de factura más alta y con peor calidad. Todo ello sin olvidar la tarifa del hotel.

Lo que sobra, aunque anecdótico, son unas horribles e innecesarias plantas de plástico, en un local de ensueño.

Ampudia es por tanto un sitio, sin duda, a descubrir.

Cómo llegar

Ampudia está muy cerca de Valladolid – por autopista a poco más de 30 kilómetros- y de Palencia, a unos 26 kilómetros.

Otros sitios, ya que estamos en Palencia:

Desde luego recomendamos, al menos, un paseo por esa clásica y rica ciudad castella que es  Palencia. No olviden una visita a su catedral

Y también merecen la pena sus alrededores. Sus carreteas interiores circulan por en medio de un paisaje con una belleza inhóspita.

Por esos caminos podemos llegar otros pueblos, sin duda interesantes, de la montaña palentina. Asi que, si se animan, no dejen de visitar la Braña, Campoo, La Peña o, incluso, Fuentes Carrionas.

Les garantizo que pasaran unos días inolvidables, para mí lo han sido. 
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios