Felicidades, Penólepe

Querida Pe:

Es verdad que muchas veces te he criticado, es cierto que no me acaban de convencer del todo tus interpretaciones y más de una vez he criticado que seas tan simpática con la prensa de fuera y tan antipática con la de aquí. Todas esas cosas son ciertas y me reafirmo en ellas. Pero hoy mi columna te la vuelvo a dedicar pero con otro motivo. Porque has sido madre.

Sin duda estarás en estos momentos tan dolorida como feliz y estarás viviendo en piel propia lo que las mujeres escuchamos durante muchos años: la maternidad es increíble
Te imagino ahora como la mujer que eres y no como la artista internacional con un oscar en casa y te intuyo repleta de esa sensación tan única que deviene las primeras horas después de conocer a tu hijo, ese momento tan íntimo y especial que sólo las que ya somos madres sabemos exactamente cómo es. Y qué es tan difícil de explicar pero que a partir de ahora reconocerás en cada nacimiento del que tengas noticia,

No sabemos si has tenido una hija o un hijo pero tampoco es tan importante. De nuevo se imponen los tópicos: que haya nacido sano es más que suficiente y conforma un milagro que ahora mismo estarás comprendiendo en toda su magnitud.

Es más que probable que tu vida cambie a partir de ahora. Es posible que tu sensibilidad gire y se transforme en otra cosa. Todo lo que suceda a partir de ahora con esa vida que ya late a tu lado será siempre bueno. Eso es lo que significa ser madre. Un título que ha venido para quedarse y que no se irá con las modas ni dependerá de productores, directores ni público. Una circunstancia que moldeará las horas, las decisiones, las relaciones, las actitudes, la vida.

Sólo quiero desearte lo mejor en esta nueva etapa que te va a hacer profundamente feliz. Estoy convencida. Y por supuesto felicidades a los tres.

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