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Ay, Karmele, ay, Karmele

Ay, Karmele, ay, Karmele

miércoles 01 de octubre de 2014, 13:34h
Me dicen que, aunque se suspenda formalmente la campaña electoral catalana de cara a lo que iba a ser el referéndum del 9 de noviembre, siguen haciéndose otras cosas, porque quién sabe dónde termina una campaña y dónde comienzan esas otras cosas, a las que, por ejemplo, podríamos llamar 'recorrido'. Lo digo porque me aseguran que, a partir de este fin de semana, lo que sí se hará es ir 'puerta a puerta' por los pueblos y ciudades catalanes, explicando a los vecinos las ventajas de ser independiente de España. Y me cuentan que una de las personas que se han declarado voluntarias para este menester es la muy conocida periodista Karmele Marchante, a quien parece que le ha dado un ataque de independentismo, a lo está en todo su derecho. Como lo tiene, me parece a mí, para golpear puertas con los nudillos o a llamar a timbres desconocidos, como si vendiese enciclopedias o prédicas mormonas.
 
Parece -yo no lo he visto, pero conste que no abomino de programa televiso alguno: si existe la 'telebasura' es porque alguien la consume-que, en el espacio de la pequeña pantalla donde se desempeña doña Karmele, hubo un vivo debate, no sé si de altura, entre algunos de los personajes que allí ejercen de tertulianos, como Don Kiko Matamoros o doña Belén Esteban, y la mentada señora Marchante, debate en el que abundaron calificativos como 'fachas' dedicados a quienes, contra lo que doña Karmele predica, abominan de la independencia de Cataluña. ¿Son, somos, 'fachas' quienes pensamos que mejor será para los catalanes, para el resto de los españoles y para todos los europeos, dejarse de locas aventuras independentistas?
 
Hace algunos meses que no viajo a Cataluña -ahora, lo políticamente correcto sería decir que me encanta Cataluña, lo que es la pura verdad--, pero me dicen que el clima se ha adensado no poco. Amigos de hace tiempo me aseguran que ya no hablan 'del tema' -no hay otro-ni siquiera con familiares cercanos, no digamos ya con los vecinos, deudos, comilitones, transeúntes o encuestadores. En los medios públicos catalanes acabó la controversia, porque todo se inclina hacia el mismo lado. No me extraña, por tanto, que en sitios donde la 'bronca' es paraje obligado para atraer audiencia, tener una tertuliana que se proclame abiertamente 'indepe', en lo que no deja de tener valor, provoque animada controversia, por decir lo menos de lo menos, porque parece que controversia sí hubo y animación, incluso acalorada, no poca.
 
Se me ocurrió escribir la noticia de mi compañera Karmele en un tweet, porque su recorrido puerta-a-puerta por la independencia me pareció noticioso. Madre mía la que se armó: hubo quien, con notoria exageración, dijo incluso que hasta preferiría la visita de Marta Ferrusola. Entre otras gracietas cañís. Ya se sabe: las cosas de twitter...
 
Pero me temo que todo este 'affaire' de la tentación secesionista de la Generalitat, que hoy tanto nos angustia, acabará con una inmensa risotada en la que alguien habrá dado el campanazo sin haber podido hacer la campañaza soñada; ese alguien, a más a más, habrá hecho el ridículo e iniciará, o acelerará, su particular hundimiento político. Conste que espero que ocurra algo de esto, porque no sería lo peor que podría pasar, desde luego. Lo peor es lo que pueda suceder tras las risas, el ridículo y el hundimiento, que serían la parte 'light' del relato. No quiero ni volver la cabeza en busca de la Historia, que es eso que debe aprenderse para no repetir jamás sus partes negativas. Lástima que el hombre sea el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, que hace que los pasajes trágicos sean un 'deja vu' y que llama dos voces a la misma puerta en la que no le responden, ay Karmele, ay Karmele.


El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>  
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