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Cumpleaños y reforma

Cumpleaños y reforma

miércoles 06 de diciembre de 2006, 19:47h

El presidente del Congreso aprovechó la celebración del cumpleaños de la Constitución para recordar a los grupos políticos que el consenso fue la "urdimbre" de un texto que ha permitido el más largo periodo democrático de la convulsa historia de España. La mención a la historia se quedó en eso y en un discurso impecable, reconocido incluso por Rajoy, instó a PP y PSOE a entenderse en los temas fundamentales. Por ejemplo en el intento de acabar con la violencia de ETA. Les recordó que el diálogo, el respeto e incluso la buena educación son el alma de la democracia. Los dirigentes del principal grupo de la oposición miraban interesados los frescos del techo del salón del Congreso no dándose por aludidos.

   Luego, en los corrillos de políticos y periodistas, volvieron a cruzarse las acusaciones de romper el consenso. Las palabras de Manuel Marín, que reflejaban lo que piensa el setenta por ciento de los ciudadanos, pidiendo que se pongan de acuerdo en el intento de terminar con el terrorismo no atraviesan los tímpanos de los diputados populares.

   En cambio, en la reforma de la Constitución, parece existir una posibilidad de acuerdo ya que Rajoy  ha propuesto un paquete de retoques que permitiría , en un consenso negociado, abrir la puerta a una reforma tan precisa como es la del Senado que pasaría a convertirse en una cámara de representación territorial.

   El PP está dispuesto a cambiar cromos y si se le aceptan algunos de sus "retoques" apoyar al Gobierno en sus reformas. De no ser así, de constatarse que persisten las diferencias tras la reunión que van a mantener después de Navidad, Zapatero renunciará a reformar la Carta Magna en esta legislatura.

  Sin lugar a dudas a la ciudadanía le importa más el consenso frente a los etarras pero hay que recuperar el diálogo y, actualizar un texto de 1978, podría ser el primer paso para el imprescindible acercamiento entre dos fuerzas que están llamadas a alternarse en el poder según decidan los españoles.

  Otra lección de sensatez fue la impartida por el nuevo presidente de la Generalitat, José Montilla quien ayer, rompiendo una equivocada tradición de sus antecesores, si asistió a la fiesta de cumpleaños. Poco antes había ordenado que volvieran a izar la bandera española en el tejado de la Conselleria de Gobernació de donde había sido arriada por su titular, casualmente el republicano Puigcercos. Parece que con Montilla va a echar pocos pulsos.

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