No estamos todos, nos faltan 192

Nos van a faltar siempre. Sobre todo a las familias a las que la muerte asesina les ha destrozado la vida. En los trenes destripados el 11M se quedaron también parte de las ilusiones y de las aspiraciones de los 1.824 heridos de aquel día horrible. Uno de ellos, Laura, 27 años, cumple este domingo tres años de coma irreversible, sobrevive todavía como un vegetal, es una muñeca rota en la cama de un hospital parece que para la eternidad. Aquella dentellada de odio irracional que la destrozó, aquel vendaval de dolor y de rabia que nos conmovió sigue agitando a este país. Pero somos como un junco que se tambalea pero que no se a va a quebrar nunca. Sabemos recuperarnos y ponernos tiesos, con el alma sangrando, pero firmes y con los dientes apretados. Nos han salido callos por todas partes ante la barbarie terrorista etarra de 40 años y no se nos va a ablandar el ánimo ahora porque la verborrea de los asesinos haya que traducirla del árabe. Da igual como se expresen: son también alimañas sedientas de sangre.

En tres años hemos hecho muy bien unas cuantas cosas. El mejor monumento de recuerdo y solidaridad con las víctimas no se inaugura ahora en la glorieta de Atocha. Se construye mañana y tarde, desde el pasado 15 de febrero en la Casa de Campo, y, cuando esté finalizado, pesará más que todas las toneladas de plomo juntas que podamos imaginar: todo el peso de la ley encima de muchos de los autores de la masacre. El mejor monumento que puede erigir una democracia a una víctima del terrorismo es aplicar el Estado de Derecho. Y en eso estamos cumpliendo ejemplarmente. A los tres años de la tragedia la Justicia española avanza imparable con 29 procesados ante el Tribunal y un goteo incesante de detenciones de nuevos presuntos implicados. Mientras, el todopoderoso gigante norteamericano, tras seis años de la tragedia del 11S, ha hecho de todo, legal e ilegal, pero no ha logrado llevar un solo acusado a juicio. ¿Quién es el maldito que se atreve a decir que no se hace todo lo posible para saber la verdad?

También hemos hecho muy bien en buscar culpables solo entre los asesinos olvidando voluntariamente el mal hacer, la negligencia o la incompetencia de unos cuantos responsables políticos que cobraban del erario público para evitar tragedias como ésta. Una salvajada así se la hacen a cualquiera, mande quien mande, y habrá que suponer que a cambio se han podido evitar otras. Pero encima que no saquen pecho, ni engañen, ni pretendan dar lecciones a nadie de cómo acabar con el terrorismo. Porque ellos no supieron evitar que se diera en España el peor ataque terrorista de la historia de Europa. Mejor que lo dejen ya de una vez. Y eso sí que lo hemos hecho mal, rematadamente mal: permitir que se manipule el dolor de todo un país con aberrantes teorías conspiratorias, incalificables dudas interesadas, miserables quitas sectarias. Bastante nos sigue doliendo a todos la tragedia para encima aguantar a ese club de enloquecidos desalmados. Ojalá en un año, cuando escribamos para el cuarto aniversario, hayamos conseguido convencerles para dejen de decir disparates.