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Zapatero y Maragall no se saludan en el acto de fin de campaña del PSC

jueves 24 de mayo de 2007, 23:36h
En Barcelona, ante unas 4000 personas enfervorizadas, José Luís Rodríguez Zapatero repitió en el acto de cierre de la campaña de las municipales del PSC, que “mi compromiso con Cataluña es a largo plazo”. Se ha referido de pasada al nuevo estatuto y crípticamente ha dicho que “se desarrollará en tiempo, forma y respeto a los contenidos”. En primera fila, Pasqual Maragall, ex presidente de la Generalitat, que sorpresivamente ha asistido al mitin, aplaudía. Zapatero y Maragall no se saludaron y el presidente español sólo ha hecho alusiones a Maragall en tanto que ex alcalde de Barcelona.

José Luís Rodríguez Zapatero, camisa gris y americana negra, presidente del Gobierno y primer secretario del PSOE, ha afirmado que la ejecutoria de su gobierno es hoy un modelo que estudian los gobiernos progresistas de Europa, “esos mismos gobiernos en los que los socialistas españoles tomábamos ejemplo al empezar a diseñar sus programas allá por los años 80".

En un ambiente de euforia, no en vano Barcelona es una plaza fuerte del socialismo, Zapatero ha pasado revista a las promesas que tres años atrás hizo durante la campaña electoral de las generales respecto a la capital catalana. Después ha afirmado que todas han sido cumplidas. La carta municipal, la devolución de los papeles de Salamanca, el reconocimiento del catalán en una Unión Europea, la aprobación de la reforma del estatuto, la devolución del castillo de Montjuïc. Todo, según dijo, se ha cumplido.

Entre aplausos comprensivos y entregados, Zapatero reconoció que existe un problema importante en las redes de cercanías de Barcelona y afirmó que su gobierno está comprometido en solucionarlo. En este campo dijo también que el Aeropuerto del Prat tiene ya otorgada una fuerte inyección de fondos, de 3.000 millones, para su ampliación y repitió la promesa que en el órgano de decisión de dicho aeropuerto la Generalitat tendrá un papel determinante.

Zapatero contrastó la política socialista con las críticas de la oposición y dijo que “hoy España pese a los que auguraban su ruptura, está más unida, más fuerte y más respectada que nunca”.

En toda la intervención de Zapatero las puyas a la derecha fueron leves pero punzantes. La derecha quedó claro, es el PP. Pese a estar en Barcelona, el presidente  español no hizo ni una crítica a CiU, cosa diferente de lo que manifestaron sus “teloneros”: el candidato a la alcaldía de Barcelona, Jordi Hereu, que tildó de “antigua alianza” al binomio PP-CiU, y José Montilla presidente de la Generalitat y primer secretario del PSC, que unió a nacionalistas moderados catalanes y a conservadores españoles en una amalgama “irresponsable” por, dijo, haber atacado la credibilidad de la policía catalana y al mismo tiempo criticar la falta de seguridad.

Para Zapatero “Cada vez que en España se consiguen libertades, la derecha dice que algo se rompe”. En esta línea reivindicó las leyes de paridad, la de la dependencia, o las políticas de inmigración, tendentes a posibilitar, aseguró, una convivencia de gente de diversos orígenes, con obligaciones y también con derechos.

Zapatero se apoyó en los últimos datos económicos y repitió que estas políticas son hoy “un modelo de capacidad de crear riqueza y empleo que está siendo estudiado en Europa”. En esta legislatura, auguró que se crearán 3 millones de nuevos empleos y se harán fijos 2 millones más.

Llamó, claro está, a votar las listas socialistas. Insistió en ello porque, dijo, “la derecha está buscando vuestra abstención, y los socialistas el voto”. Al mismo tiempo indicó que la derrota que auguró al PP ha de servir para que este partido inicie una reforma que le haga menos conservador y permita que pueda parecerse más a los partidos de esta misma línea que hay en el resto de Europa.

El alcaldable por Barcelona, fue el más incisivo. Llamó al expresidente José María Aznar: “el loco de la carretera” y afeó que con sólo dos horas en Barcelona, el líder popular Angel Acebes, dijera que la ciudad es “sucia e insegura”. Se refirió Hereu, indignado a las críticas populares que consideran que no votar a este partido es hacerlo en favor de Eta, y recordó su sentimiento de rabia e impotencia al conocer el asesinato del dirigente socialista, Ernest Lluch.

Hereu se mostró convencido que si Barcelona había podido desarrollar su modelo de ciudad incluso teniendo al PP en el gobierno español y a Ciu en el catalán, ahora con el gobierno socialista está asegurada la consolidación de esta ciudad “abierta, creativa y cosmopolita”.

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