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Una pesadilla nos persigue

Una pesadilla nos persigue

jueves 24 de mayo de 2007, 23:56h
Diariamente vemos cómo un alto porcentaje de jóvenes universitarios son tentados por las maravillosas ofertas de bancos y casas comerciales, que con el fin de ampliar su cartera de clientes, se aprovechan del desconocimiento de éstos respecto del tema.

Grupos de promotores se acercan a sus lugares de estudio o de trabajo y, en forma imprevista, abordan a los estudiantes con una larga lista de increíbles beneficios, que pueden obtener al solicitar su tarjeta de crédito. Un cupo inicial de alrededor de sesenta mil pesos, que pueden ser utilizados en compras de productos, recarga de telefonía móvil y giros en efectivo, son algunas de las atracciones que motivan a los jóvenes a picar el anzuelo y comenzar a endeudarse.

Y no es para menos, pues muchos de ellos cuentan con la “mesada” que les dan sus padres, y eso los hace sentirse seguros de poder pagar posteriormente sus compras. Si bien es cierto, algunos cumplen ordenadamente con sus cuentas, hay quienes se ven superados por la tentación de consumir compulsivamente y pierden el control de sus gastos.

A modo de ejemplo, me comentaba un viejo amigo que por haber obtenido una cuenta corriente de un prestigiado banco durante su época de estudiante, todos sus planes se destruyeron. Como cualquier joven novato, se sintió poderoso y comenzó a gastar sin medida hasta que, después de un tiempo, se percató de que estaba en Dicom, adeudando una estratosférica suma de dinero, que ni con años de trabajo, podría saldar. Obviamente, sus padres sin siquiera saber que era dueño de este crédito, debieron asumir la responsabilidad correspondiente.
 
Un crédito, una carrera

Sin embargo y como bien sabemos, no solamente el abuso del dinero plástico o los cheques nos puede llevar al endeudamiento, sino que también las ganas y el deseo de estudiar una carrera técnica o profesional. Y debido a esto, una gran cantidad de estudiantes de educación superior, que no cuentan con los recursos económicos para concretar su más preciado sueño, se ven en la necesidad de solicitar un crédito con el fin de pagar a futuro. Una gran oportunidad para los estudiantes en aquel momento, pues ¿quién va a imaginarse que el hecho de insertarse laboralmente en el plazo estipulado se va a transformar en una completa odisea?

Es decir, se va produciendo un efecto dominó, que no sólo va significando atrasarse con las cuotas del crédito y sus intereses, sino que también una situación que lleva implícita la amenaza de caer en Dicom. Y aquí sí que el tema se pone complejo, pues las puertas financieras y laborales se van cerrando, una a una, haciendo cada vez más difícil el pago de las deudas y el ejercicio profesional.

No en vano, en la actualidad existe más de un millón y medio de chilenos registrado en la base de datos de Dicom, de los cuales un alto porcentaje confiesa haber perdido oportunidades laborales producto de ello. Por lo menos, así lo indicó una encuesta realizada por Trabajando.com, a 1.662 personas poseedoras de informes comerciales con moras. De ellas, un 80% indicó que el hecho de estar en Dicom, ha sido impedimento para encontrar trabajo.
 
Y aquí es donde aparece la gran disyuntiva, ya que si por un lado está la presión financiera y económica, por el otro, está el efecto psicológico de sentirse impotente al no encontrar un trabajo que le devuelva las esperanzas de saldar, algún día, esa deuda.

Realmente un círculo vicioso, del cual se hace imposible salir, ya que los intereses son cada vez más altos y el trabajo aún más escaso. Y todo se va dando vueltas en un mismo espacio, porque ¿de qué forma se van a pagar esas altas sumas de dinero si no hay oportunidad laboral, ni tampoco préstamos financieros?

Porque si bien la actual Ley Dicom 19.812 estableció que aquellos morosos por menos de dos millones de pesos fueran borrados del sistema, solamente redujo el tiempo de permanencia de los deudores históricos, de tres a dos años. Una situación fatídica para este grupo de personas, ya que habiendo pagado o estando en proceso de, siguen teniendo los mismos problemas a la hora de enfrentarse a la realidad laboral.

En definitiva, un problema de fondo que seguirá siendo el mismo, ya que hoy no valemos por nuestros conocimientos y lo que somos capaces de entregar, sino más bien, por si hemos caído alguna vez en la pesadilla de Dicom.

Karina Espinoza S
Periodista
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