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Cinco reflexiones electorales

jueves 24 de mayo de 2007, 14:45h

Libertad y democracia.- En el País Vasco es difícil hablar de elecciones libres y democráticas cuando muchos partidos han tenido dificultades para encontrar alguien que se atreviera a estar en las listas, cuando muchos candidatos han tenido que hacer la campaña con escolta policial (e, incluso así, han sido  agredidos) y cuando se presentan, con plena libertad y todos los derechos, quienes defienden y promueven el terrorismo. Cuando el miedo y la violencia ocupan el lugar de la libertad tampoco se puede hablar de igualdad o de normalidad.

Agitar fantasmas.- Los dos líderes de los dos grandes partidos, y muchos de sus acólitos, se han dedicado a agitar fantasmas: el odio, la exclusión, la guerra civil, la corrupción, la mentira. Aunque ha habido fantasmas, y Aznar ha sido el mayor y el más innecesario, agitar los miedos por uno y otro bando sólo contribuye a aumentar la crispación. Y éste país no se lo merece.

Una campaña desorbitada.- Quince días del presidente Zapatero casi dedicado en exclusiva a las elecciones locales y autonómicas es desproporcionado. Quince días hablando de lo que no toca y pasando de puntillas por lo que debería tocar, es un despropósito. ¿Qué pasaría si se “prohibiera” a los líderes nacionales participar en las campañas locales y dejar que fueran los de la tierra los que debatieran sobre sus problemas reales, concretos, diarios, que son muchos? 

La implicación de los medios.- Da la sensación de que en esta campaña los medios de comunicación, no todos pero sí muchos, han sido “militantes” activos. Perdón, no es cierto: han sido parte fundamental en la campaña “contra” algún partido. En muchos medios sólo aparecían los errores de un partido, la corrupción de ese mismo partido, todos los desmanes de los líderes de ese partido… Comprobados o no. Cuando menos ha habido poca objetividad mediática y demasiado carné en las informaciones. Eso no es bueno para la “independencia” de los medios.

Y ahora, a votar.- Aunque ha habido candidatos que no han hablado de su programa y partidos que han jugado exclusivamente al “y tú más” y pocos han rendido cuentas de la gestión municipal o autonómica, ahora la palabra la tienen los ciudadanos. Cada ayuntamiento y cada comunidad serán lo que voten sus ciudadanos. El que no vote debe tener poco derecho a la palabra. El otro día, en una misa, el sacerdote decía que había que “votar al Espíritu Santo”. Con que nos ilumine, aunque sea levemente, me considero satisfecho. Y al que Dios se la de, San Pedro se la bendiga.

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