El tsunami de la Justicia española

El ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, es hombre con acreditado sentido del humor. Y una no menos acreditada falta de pelos en la lengua. Si a ambos factores se une el hecho de que su Departamento está políticamente en llamas, que los jueces han iniciado un movimiento reivindicativo sin precedentes, que los secretarios judiciales se han levantado en armas y que  vienen reformas legislativas de calado, será fácil deducir que el rostro de MFB va a aparecer mucho en los medios informativos. Sin duda, 2009 va a ser el año de las convulsiones en la justicia.

    Para febrero tienen algunos jueces puntualmente convocada desde ahora una huelga. Otros aún no lo han decidido y otros, puede que los más, agrupados en diversas asociaciones de magistrados, se declaran contrarios a un paro que la mayoría de los intérpretes de la ley considera que sería claramente ilegal. Los jueces mantienen a muy alta temperatura su Intranet, donde hasta se pretendió convocar un ‘movimiento 21 de noviembre’ que siguiese a las alteraciones registradas el día 8 de ese mes, cuando los secretarios judiciales se echaron a la calle tras la sanción a la funcionaria responsable del ‘caso Mari Luz Cortés’. Ese mismo día, los jueces realizaron un paro disfrazado oficialmente de ‘asambleas deliberativas’. En noviembre se evitó un inmediato paro judicial. Pero nadie podría asegurar que ocurrirá lo mismo en febrero.

Porque ahora Sus Señorías hablan abiertamente de la posibilidad de realizar una huelga, hartos de la falta de medios en los juzgados y, dicen, también de la falta de diálogo con la Administración, es decir, con el Ministerio. Bermejo, y, no tan curiosamente ahora que se ha remodelado, también el Consejo del Poder Judicial, advierten de que tal huelga sería ilegal, a lo que los ‘sublevados’ responden que hay jurisprudencia demostrando que tal ilegalidad no existe.

    Las espadas están desenvainadas. Y, para colmo, la no renovación del Tribunal Constitucional, varado por la exigencia del PP de colocar como magistrados al ex portavoz del CGPJ, Enrique López, y al ex presidente del Consejo y del Tribunal Supremo, Francisco José Hernando, viene a complicar no poco la marcha de algunos temas candentes y en cartera, como una sentencia al recurso planteado por el PP contra el nuevo Estatut de Catalunya.

    Pero Bermejo prosigue, aparentemente imperturbable, su labor de reforma del Código Penal y también de aspectos procesales sustanciales, como dar un mayor papel a los fiscales (cuerpo al que pertenece) en la instrucción sumarial, en detrimento de los jueces. Una revolución que, ya lo veremos, será también muy polémica. Como todo lo que acompaña al actual ministro de Justicia.