No se ve el final de la crisis crediticia

    Se hablaba de que lo peor, en lo que a la crisis crediticia se refiere, ya había pasado. Los sustos procedentes de los bancos parecían cosa del pasado. Vana ilusión. Este lunes la sombra de la bancarrota de una entidad financiera, esta vez del Reino Unido, ha planeado sobre los parqués europeos provocando fuertes retrocesos en una nueva jornada negra de la que pocas bolsas se han salvado.

   Esta vez ha sido Brandford&Bingley cuyos malos resultados ha obligado a una ampliación de capital para reforzar su balance. Y tanto ha ido el cántaro a la fuente que  Texas Pacific Group, una firma de capital riesgo norteamericana, ha tenido que salir al rescate de la entidad con la compra de un 23% de su capital.

    Dicho y hecho. El pánico volvía a instalarse en los valores de los grandes bancos europeos. Santander,  Unicrédito, Intesa San Paolo y BNP cedieron más de dos puntos porcentuales. BBVA se dejó un 1,81% en el selectivo paneuropeo Eurostxx.

     Y por si esto fuera poco, allende los mares, en los Estados Unidos, el secretario del Tesoro, Henry Paulson asegura que no ve el final de la crisis crediticia. Según el, habrá que esperar algunos meses para que las turbulencias lleguen a su fin. Las manifestaciones de Paulson provocaron una caída espectacular de los bancos que cotizan en el Dow Jones de Nueva York. Además, Lehman Brothers recibía una mala recomendación por parte de Merryl Lynch y el cuarto mayor banco norteamericano, Wachovia anunciaba el despido de su presidente ejecutivo por las pérdidas generadas por la compra de una compañía hipotecaria poco antes de que comenzaran a caer los precios de la vivienda en USA.

    Como se puede comprobar, el lunes no fue una jornada precisamente positiva para los bancos. Y eso acaba por notarse en las economías mundiales. Los expertos adelantan más turbulencias en las entidades financieras. Y mientras estas duren la cosa no va a estar para muchas alegrías. Y ya se sabe. En los países industrializados nos hemos acostumbrado a vivir por medio de las financiaciones. Todo se compra a crédito. Pero, ¿Qué pasa si no hay crédito? El consumo se resiente, y si este frenazo se combina con otros factores ocurre lo que está ocurriendo.

    Por lo tanto, todo aquel que se atreva a aventurar una pronta salida del túnel en el que estamos metidos, o es tonto de capirote o no quiere ver la realidad. Y la realidad es que la banca internacional sigue teniendo serios problemas para salir a flote. Y, dicen que lo peor, en este sentido, está todavía por llegar.