La economía, el centro del debate

Hace un año, las cuentas del Estado presentaban un superávit. Los "deberes fiscales de España" eran alabados por Bruselas no sólo por ese superávit, sino porque teníamos la mitad de deuda pública en relación con el PIB de la media europea.

   Hace un año se hablaba de la posibilidad de alcanzar el pleno empleo. Hoy, el paro, en términos señalados en la  Encuesta de la Población Activa, alcanza los cuatro millones de desempleados y hay quien predice que llegaremos a cinco millones en este año.

   Hace uno año, los países desarrollados llamaban a las puertas de España para incorporar a nuestro país al "club de los ricos". La  pregunta era si se incorporaba  al G-7 ya que nuestro PIB había sobrepasado, incluso el de Italia y Rusia. Hoy, se mendiga la presencia española en el G-20, el grupo de países ricos y las economías emergentes. Y, incluso en relación con el poder adquisitivo, México nos adelanta en materia de PIB.

Y todo eso en apenas algo más de  un año. Las víctimas, los millones de españoles que han visto como se han hundido sus economías. Como tienen que hacer cola ante las oficinas de empleo para cobrar un máximo de 1,300 euros al mes y como dejan de hacer frente a los compromisos financieros que adquirieron en las épocas de bonanza. Aquí mismo se dan cifras de escándalo al respecto. La morosidad, es decir la cantidad que los españoles deben y han dejado de pagar, sobrepasa el 4%. Han comenzado las ejecuciones hipotecarias y se calcula que pueden ser en torno a las 70.000 familias las que este año se van a quedar en la calle, y, mientras tanto, se descubre el pastel de la banca.

   Porque las otras víctimas han sido las entidades financieras. Una, la Caja Castilla La Mancha, ha tenido que ser intervenida. El Banco de España avisa que otras nueve mas se encuentran en "situación problemática", y la gran banca apenas puede hacer frente a sus obligaciones exteriores, a pesar de que cuentan con un aval del Gobierno para hacer frente a las mismas de 100.000 millones, y otros 35.000 millones en metálico que salen en las subastas en las cuales el Tesoro Público compra "activos de alta calidad". Aún así, el sistema sigue colapsado. Y eso se traduce en forma de restricción crediticia. No hay préstamos ni para familias ni para empresas. Consecuencias: no se financia el consumo y no se invierte y se destruyen puestos de trabajo como consecuencia del ahogo económico al que se somete a la gran mayoría de las corporaciones.

El Gobierno ha confeccionado el denominado "Plan  E". Un plan de estímulo de la Economía con 90 medidas que, según el ejecutivo, "comienzan a dar sus frutos". Unos frutos que la ciudadanía no acaba de sentir en sus quehaceres diarios. Y eso lo ha recogido la oposición que es por donde va a atacar al Gobierno en este debate parlamentario. Sus medidas y las del Ejecutivo de ZP son antagónicas. Unos hablando de abaratamiento y facilidades para el despido con el fin de atajar la destrucción de puestos de trabajo. Al mismo tiempo propone una bajada de impuestos. Hay quien se teme que para los más ricos.

   El Gobierno ha dicho que no rotundamente a estas propuestas. La crisis debe tener una salida social. "Las conquistas sociales están a salvo" dicen desde el ejecutivo. No habrá recortes para los parados. Todo lo contrario, se buscan soluciones para ampliar la cobertura por desempleo. Y si hay modificación de impuestos será en forma de subida para los más ricos.

   De austeridad nada. Todo lo contrario, mientras Rajoy no hace mas que pedir esto, ZP le contesta con cierto tono keynesiano. Gastar más para políticas sociales e infraestructuras que permitan crear puestos de trabajo.

   Esas son, a grandes rasgos, las claves del debate económico que se avecina, en el cual se apuntan novedades y al que asistirá, en su escaño, agazapado entre la gran masa, el ex ministro de Economía, Pedro Solbes que, cada vez está más claro, se fue harto de que sea el mismísimo Zapatero, sin tener ni puñetera idea de Economía, el que quiera manejar directamente una política que, hasta ahora, no le está dando ni buenos ni malos resultados. Es decir, ninguno.

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