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Ha sido un fin de semana con numerosas manifestaciones de apoyo a Pedro Sánchez, pero eso no impide que en el PSOE y el entorno del Gobierno de coalición cunda el pesimismo, y algo de pavor, ante el futuro que se viene ante una posible renuncia del presidente por los ataques a su esposa.
Ahora se ha sabido, a primera hora de este lunes, que será a mediodía, a las 11:00 horas, cuando se conozca la decisión final de Sánchez. Poco antes habló de mediodía (12:00 horas), pero con circunstancias que se desconocen, se adelantó esa convocatoria en Moncloa.
Tras la concentración en Ferraz el sábado, ayer domingo miles de personas se manifestaron en varias ciudades a favor del líder socialista. En Madrid, esta marcha tuvo lugar frente al Congreso de los Diputados bajo el lema "Por amor a la democracia", y se pidió al presidente del Gobierno que continúe en el cargo.
Muestras de apoyo, que como decimos, se repitieron en otros puntos del país, pero que no por ello parecen estar conmoviendo a Sánchez, que sigue manteniendo su absoluto silencio autoimpuesto en la espera de 5 días que ha finalizado. Se espera que la rueda de prensa que hoy concede sea seguramente sin preguntas.
Pesimismo en algunos sectores
Todas las fuentes y medios apuntan a la misma idea: hermetismo total que llevan a que nadie adelante ni prevea un desenlace concreto. Pero el clima no es bueno: tanto en el gobierno como en el PSOE hay algo de pesimismo y temor a un caos en caso de dimisión/renuncia de Sánchez.
Su partido no tiene preparado un 'plan B' y lo único que puede hacer el Gobierno es que la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, en teoría, asuma la presidencia de manera interina durante unas semanas o meses, hasta cuando sea ya posible adelantar elecciones o arriesgarse a buscar apoyos y extender lo máximo posible la legislatura.
Por lo visto nadie sabe nada de Sánchez en su entorno político más cercano, o al menos es lo que se asegura, y eso lleva a que muchos teman a una decisión negativa en cuanto a su continuidad.
Posibles salidas
Otros piensan que el presidente estaría pensando en posponer su decisión a tenor de una de estas soluciones: convocar una moción de confianza, esperar a la investidura de un nuevo candidato o al adelanto de elecciones. Una especie de dimisión en 'diferido'.
La moción de confianza es, en realidad, una batalla ganada: todos los socios parlamentarios que apoyaron su investidura ya han adelantado que votarían de nuevo a favor, por lo que critican que se pudiera convocar. Se estima como una pérdida de tiempo y una escenificación para posterior gloria del líder, a sabiendas de que ganará. Una sesión en el Congreso para figurar como líder y poder rebatir a Feijóo y Abascal, únicos opositores en este asunto.
Sumar, el partido de Yolanda Díaz, lo tiene claro: quieren continuar y son los primeros interesados en que no finalice la legislatura. Ahora mismo sus previsiones electorales son negativas y se espera un hundimiento en caso de que haya otro verano de urnas. Peligraría notablemente la reedición de un gobierno progresista, permitiendo que al fin el PP de Feijóo pudiera acceder al poder con Vox de por medio.
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