¡Agur, Ibarretxe, al fin!

Ocurrió lo mejor que podría haber pasado: Ibarretxe sugirió que abandona la política, y no solo la Lehendakaritza. Desde este diario ya pedíamos, antes de la celebración de las elecciones vascas del 1 de marzo pasado, la retirada del entonces lehendakari. Luego, ocurrió lo que ocurrió en las urnas, se produjo la ‘entente’ entre los socialistas y los ‘populares’ vascos y un no nacionalista, Patxi López, se situó en el sillón de Ajuria Enea, acaban con una década de mandato de Ibarretxe.

Este periódico no es antinacionalista. De hecho, en más de una ocasión hemos defendido los postulados del PNV, cuando hemos pensado que tenían razón. Pero, bajo la égida de Ibarretxe, pocas veces los planteamientos peneuvistas han tenido razón. Ibarretxe es culpable de haber alejado al País Vasco del resto de España, de haber encerrado a Euskadi en una suerte de ensimismamiento frentista y muy peligroso. Sus planteamientos, se sabe, diferían bastante de los de los máximos dirigentes actuales del PNV, Imaz primero y Urkullu después. 

    El PNV tiene que digerir tantos años de poder, tiene que comprender que la alternancia es buena y que sus planteamientos sabinianos ya no tienen, en buena parte, cabida en la sociedad vasca. Le vendrá bien una temporada de meditación y al País Vasco le vendrá bien un período de cambios profundos, que acaben con sectarismos, con incongruencias y con atavismos impensables en una nueva era.

Editorial del mes de febrero: Ibarretxe debe irse