Una Cumbre para el entendimiento

El conflicto diplomático entre Colombia y Venezuela, que ha estado marcado por insultos y denuncias ante organismos multilaterales, no sólo ha involucrado a estas dos naciones sino que ha trascendido al escenario mundial. De esta forma, desde Gobiernos como el de la argentina Cristina Fernández, pasando por el español, con la vicepresidenta Fernández de la Vega, el brasileño, Lula Da Silva, e incluso el estadounidense, a petición de Ian Kelly, portavoz del Departamento de Estado, han intercedido en pro del término de las tensiones entre los dos países.

Pero no sólo los gobiernos y funcionarios de múltiples países han tenido “velas en este entierro”, también varias organizaciones multilaterales se han visto envueltas en el intento de una mejora en las relaciones diplomáticas. A este respecto encontramos el estéril esfuerzo hecho por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, quien desistió de proseguir en su intermediación.

Así mismo, en la pasada cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, se puso el debate sobre la mesa; sin embargo, su intento por acercar a los dos países hermanos, derivó en un gélido y fugaz restablecimiento de las relaciones entre ambos países.

De otro lado, el canciller venezolano, Nicolás Maduro, logró poner en la agenda de la próxima Cumbre de Río, que se celebrará en febrero del año próximo, la discusión sobre el tema de la participación americana en bases colombianas.

Otro escenario que se ha visto implicado recientemente es la Organización de Naciones Unidas, ONU, ante el cual el presidente colombiano, Álvaro Uribe, pidió su intervención ante el desatinado llamado de guerra del presidente venezolano, Hugo Chávez, a sus ciudadanos y fuerzas militares, ante un eventual enfrentamiento bélico con el país.

Sin embargo, ante tanta intervención y pocos resultados, nada parece más apropiado para fijar las esperanzas de un fin a la tensión bilateral, que la cercana realización de la XIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno, que se celebrará en Estoril (Portugal) del 29 de noviembre al 1 de diciembre.

A este respecto, el Secretario General Iberoamericano, Enrique V. Iglesias, opina que el enfrentamiento entre las dos naciones solo se trata de “un problema verbal”, al que no considera una “amenaza real”. “Pienso que el peligro no existe”, admitió Iglesias.

De esta forma, el diálogo entre los países se convierte ahora en un tema puntual de la cumbre. "Algunos desencuentros pueden tener un ámbito donde el diálogo puede prosperar", afirmó Iglesias, quien además aseguró que tiene "confianza" en que los presidentes de Colombia y Venezuela, aprovechen la reunión de Estoril para entrevistarse.

"Ojalá la cumbre pueda ayudar en ese sentido", afirmó, aunque dejó claro que "la iniciativa" para un pronunciamiento de la Cumbre al respecto "la tiene el país sede", es decir, Portugal.

Por ahora tanto colombianos como venezolanos, quienes son las verdaderas víctimas del enfrentamiento entre los dos gobiernos, esperan que aunque los funcionarios de ambos países busquen resultados diferentes (Venezuela busca que se condene el acuerdo militar entre Colombia y EE.UU por considerarlo una táctica del segundo para garantizar su ventaja estratégica sobre los países de la región, mientras Colombia espera que se legitime su derecho soberano a realizar taratdos de este tipo sin la intromisión de vecinos), finalmente se llegue a un punto medio de consenso y se restablezcan las relaciones entre los países hermanos a fin de que se devuelva la tan anhelada paz.