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Amor a los perros

Amor a los perros

miércoles 25 de noviembre de 2009, 16:46h

Un perro nos alienta a vivir con optimismo, a disfrutar de las cosas sencillas que nos rodean

I Un perro es un hermoso ser que nos eleva al Creador del Universo, recordándonos a todos los valores de la fidelidad, de la lealtad y del amor por las cosas pequeñas que percibimos por los sentidos.

II. Un perro comparte con nosotros cada día& está allí, atento o semidormido con un ojo abierto y otro cerrado, siempre dispuesto al ladrido oportuno y a la caricia sin contrapartida.

III. Un perro siempre es bueno, fiel, amoroso, alegre. Sólo demanda cariño, un gesto amistoso, una demostración de afecto.

IV. Un perro comparte la alegría y la tristeza, nos mira con fijeza, de frente, a los ojos.

V. Un perro siempre nos espera& cerca de la puerta& a la misma hora. Percibe nuestros pasos, oye nuestra voz, salta presuroso y escudriña lo que traemos.

VI. Un perro despierta con la mañana y nos recuerda su alimento... Se conforma con lo que le demos y devora con satisfacción cualquier migaja dada con cariño.

VII. Un perro descansa sin reclamar permanente atención, en medio del bullicio.

VII. Un perro duerme feliz soñando con su vida hermosa de perro; salta y se altera con sus desconocidas pesadillas que le recordarán la violencia que en algún momento pudieron padecer.

IX. Un perro nos recuerda que es perro y que debemos parecernos más a él, en la fidelidad, en la paciencia y en las muestras de cariño.

X. Un perro sufre ante el ruido de los humanos y sus ladridos reclaman paz. Habría que inventar una Navidad para perros sin el sufrimiento de los cohetes y el ruido atronador de los explosivos.

XI. Un perro se parece a otros perros y su espacio es el de los seres queridos. Su territorio no es propio& sólo conocido para ser compartido con quienes le rodean.

XII. Un perro es una bendición de Dios, como los demás animales, como el hombre, la mujer o un niño.

XIII. Un perro es un amigo, copartícipe de angustias y de alegrías, fiel en todo momento, leal y paciente.

XIV. Un perro nos recuerda el paso del tiempo, las etapas de la vida, lo grato del compartir, pero siempre está allí para acompañarnos en un trozo hermoso de la vida.

XV. Un perro nos alienta a vivir con optimismo, a disfrutar de las cosas sencillas que nos rodean.

XVI. Un perro que duerme junto a nosotros nos hace pensar en lo grato del vivir, sin importar lo que nos rodea, sin doblegarnos ante las dificultades, porque él espera confiado en su dueño que le llamará en el momento oportuno para hacerlo sentir importante con una muestra de amor y de dedicación.

XVII. Un perro es una lección de vida que nos deja Dios para aprender a verlo en las cosas más sencillas.

XVIII. Un perro nos enseña el valor de cada día, la alegría de cada momento, la conformidad con cada etapa de la vida.

XIX. Un perro nos mira con ternura y nunca olvidaremos que nos acompaña para hacernos más ligera la carga junto a los demás seres queridos.

XX. Un perro siempre conoce el camino, porque el camino está allí delante con un horizonte luminoso cada mañana cuando despertamos a un nuevo día.

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