"Sí, obwana"

Primero dijeron que España no enviaría un solo soldado más a Afganistán. Eso cambió en pocos meses -los virajes del Gobierno ya se sabe que son múltiples-, y se anunció que las tropas españolas en el inhóspito y peligroso país crecerían en un cien por cien. Ahora, ante el encuentro con Obama, Zapatero admite un posible envío de (aún) más tropas para consolidar la paz -pero en realidad, allí es la guerra-: el premio Nobel de la Paz reclama más guerreros para combatir a los fanáticos talibanes y consolidar la apariencia de nación afgana.

Puede que existan razones para incrementar la presencia militar en tierras afganas; existen, sin duda. Puede que España esté haciendo lo correcto realizando el sacrificio de mantener a sus soldados en aquellas tierras. Pero todo reclama una mayor explicación a la opinión pública española, más allá del ‘si, obwana’, que es la impresión que algunos han podido sacar del “sí, Obama”, tan rápidamente emitido por un Zapatero encantado de hallarse en el despacho oval.

Nos parece muy buena noticia la entrevista de ZP con el hombre más poderoso del mundo -hace el número 22 de los jefes de Estado o de Gobierno que se han encontrado con Obama en la Casa Blanca-. Es más: pensamos que, por fin, la diplomacia española está acertando en su trayectoria exterior. Pero jamás debe España dar la sensación de vasallaje respecto de su aliado norteamericano, como la dio en el tema Irak en tiempos de Aznar. Obama solamente reposa su mano sobre el brazo de Zapatero -no le pone la zarpa sobre el hombro, como en la foto, para olvidar, de Las Azores, con Bush y Aznar de protagonistas-. Pero, ¿qué precio ha tenido esa fotografía?