Madrid' 2016: demasiado optimismo oficial

Inasequible al desaliento. Así se ha mostrado -quizás sea su obligación, aunque es discutible- el alcalde de Madrid casi desde que se apuntó como candidato a organizar los Juegos de 2016 tras el fiasco de los de 2012. Frases como "vamos a ganar sin duda", "nadie tiene bazas tan positivas", "somos los mejores" y similares han sido denominador común de las declaraciones de Alberto Ruiz Gallardón. Eso, sí, este jueves ya se mostraba más comedido: "ganaremos por un estrecho margen de votos". ¿Porqué será? Quizás porque después de tanto y tan excesivo optimismo, en caso de quedar derrotados el fuera de juego y el ridículo será mayor.

Porque el propio Gallardón y su entorno de la candidatura y del Comité Olímpico Español (COE) saben que la cosa no está clara, sino, como mínimo, gris oscuro. No sólo porque jamás se han saltado en el Comité Olímpico Internacional (COI) la regla no escrita de la rotación de continentes y tras Londres 2012 le toca a otro, o sea América -con Chicago y Río- o a Asia -con Tokyo-. No sólo. Porque hay otros factores, conocidos en las entrañas de nuestra candidatura, que nos son contrarios, no siendo el menos grave el varapalo del último informe con varias cuestiones a resolver del propio COI sobre Madrid, aunque después se hayan subsanado. Y tampoco conviene olvidar el factor revolucionario y embelesador que significa la presencia de Barack Obama en defensa de Chicago.

Claro que sería injusto culpar únicamente al megalómano de Gallardón -también responsable de los carísimos actos y concentraciones de apoyo de cientos de miles de madrileños- de esta ola de optimismo oficial. Porque le han secundado desde el presidente Zapatero - aunque más medido- al ministro Moratinos, el secretario de Estado Lissavetzky y el presidente del COE ,Alejandro Blanco. Sin embargo, tomen nota, quien más sabe o puede saber del intríngulis y cambalache de votos de los no demasiado presentables miembros votantes del COI, el presidente de honor del mismo, Juan Antonio Samaranch -al que tanto debe Barcelona su nombramiento para los ya míticos Juegos del 92-, se ha producido con muchísimo más cuidado al respecto: "Es muy difícil pero no imposible y hay que intentarlo porque si se logra nos alegra más".

En definitiva que con Madrid, Tokio -las menos favoritas hasta en las casas de apuestas, que no suelen equivocarse-, Chicago y Río -las que encabezan todos los pronósticos-  a escasas horas de saber su destino en el 2016 -tres derrotados y un triunfador-, conviene ser sensato. Conviene huir del optimismo excesivo y, volviendo a las frases, recordar una del gran pensador italiano Antonio Gramsci: "Frente al optimismo de la voluntad, el pesimismo de la razón". Y una nota final, a pesar de Gallardón y compañía, Madrid se lo merece. Pero eso no va a influir en las votaciones.