Im-presentables del martes, 23 de febrero 2010

Bailes de cifras...

La manifestación contra el 'pensionazo' ha sacado a la calle a miles de personas en más de una decena de ciudades españolas y una vez más nos encontramos con los lamentables bailes de cifras...

En Madrid los sindicatos cifran en 80.000 los asistentes, mientras que la policía rebaja el número hasta 15.000. Lo mismo pasa en Barcelona. Mientras los convocantes aseguran que se manifestaron 50.000 personas, la guardia urbana cree que sólo fueron 10.000. Y en el caso de Oviedo la cifra parece de risa ya que los sindicatos aseguran que salieron 30.000 personas, el doble de lo que cifran las autoridades en la capital en la que estaban los principales líderes de CCOO y UGT.

Menos mal que el nuevo sistema de recuento 'uno a uno' de la agencia Lynce -basado en un conteo personal a través de fotos aéreas- serán publicados por la agencia Efe próximamente y al menos, en Madrid se sabrá cuantos asistentes reales se unieron a la protesta.

• ZP protagoniza muchas de las pancartas y gritos en las marchas contra el 'pensionazo'

¿Y los diputados?

Una vez más, tenemos que lamentar la penosa imagen que están ofreciendo los diputados por su destacada ausencia en los plenos del Congreso.

Esta tarde abrió la sesión con la presencia en el hemiciclo de apenas de medio centenar de diputados, la séptima parte del aforo, lo que supone que pasadas las cuatro de la tarde había casi 300 escaños vacíos. Una falta de respeto a los encargados de subirse a la tribuna. En este caso, la portavoz del BNG, Olaia Fernández Davila, que defendió una proposición de ley ante una escasa decena de diputados del PSOE y otros tantos del PP, cuando ambos grupos ocupan normalmente 320 escaños.



La moda del zapatazo

O lo que es lo mismo: hacer política y practicar la libertad de expresión con violencia. Desde que el periodista iraquí Muntadar al Zaidi lanzara su zapato al ex presidente norteamericano George Bush en su país, parece que la nueva y lamentable moda es lanzar a los políticos y otras personalidades algún objeto de este tipo. Una forma de protestar en la que pierden los argumentos y la razón frente a la victoria de la violencia. Es, en el fondo, una mala noticia para la civilización y los pueblos oprimidos como el kurdo, que fue (mal) representado ayer en Sevilla cuando un kurdo con pasaporte sirio que estaba en trámites de expulsión de nuestro país arrojó a Erdogan, el presidente turco, uno de sus zapatos. Detenido y seguramente extraditado en breve, este caballero hizo gala de lo que pueblos como el kurdo no necesita: que den razones a algunos para vincularlos con la violencia. Lamentable moda la de los zapatazos...


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