Tras la tempestad por el avance de la sentencia del Tribunal Constitucional no ha venido la calma, sino la polémica. Aunque vaya disminuyendo, al menos en sus formas más llamativas, puede encenderse de nuevo de aquí a una semana exactamente. Porque partidarios y detractores aguardan con las armas preparadas a que el TC haga público con exactitud y precisión jurídica el contenido de la propia sentencia.
Y en el Tribunal están trabajando a marchas forzadas para tenerla lo antes posible, incluidos los votos particulares, a pesar de la complejidad del asunto. Y, salvo novedades de última hora, el 9-J será la fecha en que se conozca en toda su extensión, lo que seguramente abrirá nuevos canales para el lío, una vez que unos y otros puedan leer con rigor la letra pequeña. Eso sí, no parece el día más indicado, porque es la víspera de la manifestación unitaria convocada en Cataluña contra la propia sentencia.
Pero los magistrados, a los que ahora les han entrado las prisas casi cuatro años después, y sus equipos de juristas, que incluso van a trabajar este fin de semana, se han fijado como objetivo esa fecha que es prácticamente inamovible, aunque no quieren que trascienda. Esto último que les va a ser difícil conseguir. Al menos este e-Xclusivo ya se ha enterado.
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