Treinta años de Gernika

A estas horas, la suerte de los Presupuestos Generales del Estado ya está decidida una vez Coalición Canaria y el Grupo Parlamentario del PNV han llegado a sendos acuerdos con el Gobierno para, mediante determinadas contraprestaciones, dar su apoyo. Era lo previsible y lo más conveniente para el país, al que no le conviene sumar a la crisis económica una inestabilidad política que, en el caso de rechazarse la Ley presupuestaria y más aún si se disolvieran las Cámaras y convocaran elecciones, determinaría un importante deterioro de la gobernabilidad y un grave perjuicio para España en el ámbito internacional, especialmente en el aspecto económico.

            En el debate parlamentario se han escuchado hasta ahora los argumentos de la oposición para defender sus enmiendas de totalidad que, sustancialmente, al igual que en otras ocasiones, se  deducen de su propia situación política opositora con escasas novedades sobre lo que venía siendo un continuo en estos meses pasados. Desde la derecha conservadora las calificaciones más comunes han sido las de inverosímiles, fantasiosos, inútiles, perjudiciales a las clases trabajadora y media, causa del paro y otras semejantes. Pero la originalidad de su intervención estriba en que ha metido en la misma ofensiva al Partido Nacionalista Vasco y a Coalición Canaria, para afearles su apoyo: “¿Tanto han recibido a cambio?” les ha interrogado, para terminar por definir las cuentas presupuestarias como "las de la resignación, el paro, el aumento de impuestos, el castigo a las clases medias y el hachazo a los pensionistas".  

            La vicepresidenta Elena Salgado le ha contestado, después de calificar a Rajoy de “torpe”, recordándole los pactos de Aznar con los nacionalistas, con los que se comenzó a desmembrar el Estado traspasando funciones y servicios de los que nunca debió desprenderse, aunque otras fueran razonables, con el efecto inmediato de desatar la ampliación de competencias de todos los Estatutos de Autonomía sin suficiente análisis y valoración, lo que ha derivado en importantes diferencias en los servicios prestados a los ciudadanos según su Comunidad de residencia. Elena Salgado tampoco se ha referido al original modo de equilibrar el déficit de las cuentas del Estado en aquella primera etapa aznarista, consistente en vender apresuradamente las empresas estatales más rentables y situar al frente ellas a personas ideológicamente próximas al partido popular. Ya se había hecho antes, pero no de forma masiva y con un mercado bursátil a la baja.

            Por otra parte es sorprendente que se cuestione la postura de un PNV democrático, muy alejado de posiciones ultranacionalistas, con un lider como Iñigo Urcullu que ofrece garantías de moderación y que reclama el cumplimiento del Estatuto de Gernika, aprobado por Ley Orgánica el 18 de Diciembre de 1979, que recoge en el artículo 10 y siguientes las competencias exclusivas y compartidas que corresponde a Euzkadi y el especial régimen foral de que disfruta. Podrá discutirse si el gobierno y los constituyentes fueron demasiado lejos en sus concesiones, pero no negar el derecho de los partidos vascos a reclamar su cumplimiento.

            Y si bien se desconoce en este momento el pormenor de lo negociado por el gobierno de Rodríguez Zapatero con los grupos parlamentarios que apoyan los presupuestos y prestan estabilidad a la situación política, es incuestionable que cualquier traspaso de competencias o de otras compensaciones, tendrán que aparecer en el Boletín Oficial del Estado. Aunque sea después de veintinueve años de resultar exigible.