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Primarias en Madrid: el final de la escapada de ZP

domingo 03 de octubre de 2010, 22:48h

El resultado de las primarias socialistas en la Comunidad de Madrid, desolador para una Trinidad Jiménez seguramente no merecedora de tan duro correctivo por parte de sus propios correligionarios, que no se han pronunciado tanto contra ella como contra su jefe de filas, certifica que Rodríguez Zapatero ha dejado ya definitivamente de ser parte de la solución para convertirse en el gran problema del PSOE. La impopularidad del todavía presidente del Gobierno excede el espacio del centro y la derecha para extenderse incluso al espacio de la izquierda, una vez que toda la ciudadanía ha constatado el grave deterioro que representa para las posibilidades del país, acentuado por la circunstancia de una crisis que, ya con toda claridad, demanda una mano nueva y distinta en el timón de La Moncloa. Lo cierto es que, aún desmarcado de Rodríguez Zapatero, el honesto socialista Tomás Gómez está probablemente abocado a perder las elecciones en la Comunidad de Madrid, no sólo por el éxito de gestión y la innegable popularidad de que goza Esperanza Aguirre, sino por el cada vez más visible “voto contra” Rodríguez Zapatero, que ya alcanza incluso a sectores electorales del propio PSOE.

Y es que cada vez resulta más difícil ocultar que la etapa de Rodríguez Zapatero es visiblemente la peor desde el inicio de la transición. Los ciudadanos ven alarmados cómo un presidente inverosímil prescinde de los muchos grandes nombres e importantes activos del PSOE y se rodea de personajes aún más inverosímiles, como Celestino Corbacho o Miguel Angel Moratinos, por poner sólo un par de ejemplos sonrojantes, que naturalmente están al nivel de su jefe de filas. Es ya inocultable que, aún a pesar de los esfuerzos de José Blanco, Pérez Rubalcaba y algunos otros dirigentes del actual PSOE, Rodríguez Zapatero es un presidente que deteriora y enreda todo lo que toca y que puede llegar a poner en peligro lo que parecía imposible, esto es, los grandes consensos de la transición que supieron mantener presidentes tan distintos y distantes como los centristas Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo, el socialista Felipe González y el liberal conservador José María Aznar. Algún día será necesario analizar a fondo cómo pudo suceder que un partido, el PSOE, con tan extraordinaria nómina de dirigentes de gran nivel, pudo caer en manos de un personaje tan asombrosamente carente de cualidades positivas como Rodríguez Zapatero.

En cualquier caso, y al margen de lo que suceda en las elecciones de la Comunidad de Madrid, lo importante de la victoria de Tomás Gómez en estas “primarias” socialistas, victoria conseguida contra el abrumador despliegue de medios del aparato de Ferraz, es que deja la sensación de que el deterioro de estos años puede revertirse y que, por tanto, el PSOE puede volver a ser, como en etapas anteriores a Rodríguez Zapatero, un gran y deseable activo del plural equilibrio democrático de España. Para decirlo sin rodeos y con entera claridad, la victoria interna de Tomás Gómez permite pensar que el PSOE puede salir en breve plazo de la degradación actual, que sus amplias bases electorales sin duda no se merecen, y volver a ser ese gran partido de la izquierda democrática que tiene dirigentes como Joaquín Almunia, Josep Borrell, Joaquín Leguina y tantos otros. Ni ellos, ni los militantes y electores del PSOE merecen sin duda un jefe de filas como Rodríguez Zapatero, y es por ello bueno todo lo que conduzca a abreviar esta oscura etapa de degradación del liderazgo socialista en España.

Con su tenaz y ejemplar negativa a someterse a la arbitrariedad de La Moncloa, habrá que reconocer que Tomás Gómez, sea cual fuera el resultado electoral que obtenga, ha prestado un gran servicio a la dignidad y regeneración del PSOE. Y una mujer por tantas razones valiosa como Trinidad Jiménez debiera reflexionar, después de la derrota, en las razones profundas de la misma. No ha perdido ella, sino su jefe de filas. Para escribirlo con entera claridad, los militantes socialistas madrileños han propinado una sonora y merecida bofetada a Rodríguez Zapatero, y por desdicha lo han hecho en el amable y valioso rostro de Trinidad Jiménez. Pero está claro que no era ella la destinataria última del castigo, porque Trinidad merece y seguramente tendrá recorrido político por delante.

Dice la antigua y conocida advertencia que se puede engañar a todos una vez y que incluso se puede engañar a algunos siempre, pero que no se puede engañar a todos, siempre. Rodríguez Zapatero ha llegado, en su recorrido político, al punto en el que probablemente ya no puede engañar a casi nadie ni una vez más. Para escribirlo con toda claridad, para bien del país y desde luego para bien del PSOE, probablemente ha llegado al final del recorrido. Ahora bien, es tan importante el PSOE para el equilibrio político de España que lo sensato es desear que el propio partido sea capaz de sustituirle con un dirigente a la altura que el partido y España se merecen, que desde luego, el PSOE tiene dirigentes con calidad y credibilidad, y no pocos.
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