En un lugar de La Mancha...por Emilio Gavira

Ese es mi caso...Llegué a Alcázar de San Juan con 5 años, en 1970, y siempre fui un poco, un poquito Quijote o Quijano. Quijote cuando de niño, muy niño, salía a las 4 de la tarde por el campo de San Juan a buscar insectos para mi colección. Quijote cuando con paja y flores del campo hacía un nido para que allí se metieran las gallinas y pusieran huevos y criaran a sus pollitos. Quijote cuando quise aprender a tocar la flauta, pero como en aquellos años no teníamos profesores de flauta, aprendí a tocar el piano.

Quijote cuando hacíamos teatro en casa y en el colegio con mis compañeros de los trinitarios (Me salvaron los trinitarios a mí también... el padre Isidro, el padre Joselín). Quijote cuando me fui a Madrid, "ese poblachón manchego", en palabras de Azorín, a estudiar Clavicémbalo y Canto... y a ser Actor, Quijotes por antonomasia.

Y Quijote cuando siembro y planto encinas que yo no veré adultas para que den sombra y fruto a las generaciones venideras. Quijote al fin y al principio. Quijote de 1 metro y 27 centímetros. Por cierto... La Mancha es profunda e infinita... y se puede caminar sobre ella, como Jesús por el mar de Tiberíades.

Emilio Gavira. Actor.