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Mundial de Fútbol: ¿juega el azar o la “teoría del caos”?

Mundial de Fútbol: ¿juega el azar o la “teoría del caos”?
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miércoles 30 de noviembre de 2022, 16:00h

El Mundial de Fútbol en Catar es más que un acontecimiento deportivo. Es un evento planetario “extemporáneo”, porque se disputa en invierno, y no en verano. Es casi un acontecimiento “exótico”, pues tiene sede en un país cuyas tradiciones deportivas seculares son las carreras de caballos, las de camellos por el desierto y la cetrería. Y es la “caja de Pandora” en la que Argentina pierde frente a Arabia; Alemania ante Japón y Gales con Irán; y en la que Dinamarca empata con Túnez y Croacia con Marruecos.

Mundial de Fútbol: ¿juega el azar o la “teoría del caos”? Lo cierto es que juegan ambas cosas. Ni los apostantes más experimentados de los casinos online regulados han sido capaces de predecir estos resultados tan anómalos. Porque en Catar 2022 todo está siendo anómalo, atípico, inédito, atrabiliario... ¿Alguien se atreve a apostar quién será el nuevo campeón del mundo? Pero en el Mundial, la “teoría del caos” planea sobre Catar y sus estadios, y es la única que puede ofrecer una respuesta.

La “teoría del caos” sostiene que sistemas dinámicos en el tiempo (como la organización de un Campeonato Mundial de Fútbol cada cuatro años) son muy sensibles a variaciones en las condiciones iniciales (como la atípica elección de Catar) y pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, haciendo complicada la predicción de resultados y efectos en el largo plazo. Ésta es la base de las quinielas para la Liga.

El “efecto mariposa”

El azar también planea sobre el Campeonato Mundial. La “teoría del caos” se basa en el “efecto mariposa”, según el cual el aleteo fortuito (al azar) de un lepidóptero (mariposa) puede ocasionar un tsunami o un desastre aéreo al otro lado del planeta. Mínimas variaciones iniciales provocan grandes resultados inesperados. La predicción, tras el caos, se antoja muy complicada.

Pero la “teoría del caos” se estudia en las ciencias exactas (Matemáticas) y otras disciplinas poco proclives a admitir factores fortuitos de un caprichoso azar. Ciencias como la Física, que aplica esta teoría para determinar comportamientos futuros de las temperaturas y la climatología. O ciencias como la Sociología y la Estadística, para estudiar la dinámica de las poblaciones y la estructura de los sistemas sociales. O ciencias de Economía y Finanzas, que investigan las fluctuaciones de la Bolsa y hacen cálculos de probabilidades. O en Medicina, para observar el comportamiento del corazón humano. O la Ingeniería, para la distribución de la energía eléctrica, tan asidua de los noticieros en los últimos meses.

El caos y La Roja

¿Quién ganará el Mundial? ¿Es toda una incógnita? A los sorprendentes resultados ya mencionados de los primeros partidos les siguen los de otros partidos, como el del “campeonísimo” Brasil, que se las ha visto y se las ha deseado para ganar a la discreta Suiza, y lo ha logrado por la mínima (1 – 0), y el partido jugado por Ghana para imponerse (2 – 3) a la teóricamente superior Corea del Sur.

¿Favorecerá la “teoría del caos” a La Roja? Luis Enrique ha reconocido que se encuentra más a gusto resolviendo adversidades que gestionando situaciones de calma, lo cual viene a confirmar la tesis según la cual, al menos para personalidades como la del seleccionador nacional, “a veces, el caos es la expresión máxima de la armonía”.

Los jugadores españoles forman el tercer equipo nacional más joven del Mundial. Por lo tanto, son el tercero más inexperto, por una simple y obvia razón de edad. Pero ahí está el “efecto mariposa” de esta pequeña variación introducida por el seleccionador asturiano (eligiendo jugadores muy noveles), que puede hacer que la afición de nuestro país logre olvidar el desastre vivido en Moscú (ya saben: la fulminante destitución de Lopetegui y un Fernando Hierro que hizo lo que pudo, o ni tan siquiera eso, en medio de la sorpresa y la improvisación) y la tradicional “maldición” de no pasar de cuartos, que nos ha perseguido durante décadas.

¿Revivir Sudáfrica?

Pequeña variación, ésta de la edad de nuestros jugadores seleccionados, en medio del “gran caos” de Catar. “Efecto mariposa” del aleteo de La Roja (tiki-taka…) capaz de rememorar, y reeditar la gloria alcanzada en Sudáfrica, al ritmo del “waka-waka” (Shakira): golazo de Iniesta y beso apasionado de Iker Casillas a Sara Carbonero, televisado al mundo en directo.

Han pasado doce años desde aquello y ni Sara está ya con Iker, ni Shakira con Piqué. Pero la “teoría del caos” persiste.

El Mundial de Fútbol de Catar es la “extravagancia” más cara de la historia: 225 mil millones de dólares en inversiones, 15 veces lo que costó la edición de Moscú en 2018. En Catar, los deportes occidentales, como el fútbol, el golf, el voleibol, el tenis o el “fitness” son unos “recién llegados”. Pero el emir Tamim bin Hamad Al Thani “descubrió” que, con sus patrocinios al Barcelona, al PSG y al Bayern, engrandecía su figura a nivel internacional y promocionaba su pequeño país, poco más extenso que la Región de Murcia. Y ha construido, o reformado radicalmente, ocho estadios alrededor de Doha, la capital, a menos de cincuenta kilómetros cada uno de ellos, porque si los ubica más lejos se sale del emirato.

Vivimos una pandemia tras otra (covid, viruela del mono, virus sincicial respiratorio…); deshielo polar, calamidades climáticas; reactivación de volcanes y terremotos; una guerra en Europa con amenaza nuclear… Y en este escenario presenciamos el acontecimiento atrabiliario del Campeonato Mundial de Fútbol en Catar.

Es la “teoría de caos” la que impera.

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