La bendición del Vaticano a las parejas homosexuales decepciona al colectivo: son "moralmente inaceptables"

Hace unas semanas fue noticia mundial que el Vaticano evolucionaba en su postura hacia las parejas homosexuales y, aunque aún no daba el paso de validar sus matrimonios, sí que cedía hasta bendecir sus relaciones de pareja.

Sin embargo, pasado el tiempo, se ha sabido a través del contenido de un documento interno de la Iglesia Católica que era poco menos que un 'postureo' para lavar su imagen pública, porque en realidad está muy lejos de bendecir nada del día a día de estas parejas gay.

En concreto, el Vaticano especifica entre sus filas que esta bendición no incluye justificar su estilo de vida ni sus relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, y que se mantiene el rechazo a las uniones.

Así que el Papa Francisco sólo se apuntó un tanto en cuanto a imagen pública, pero no ha dado pasos concretos para incluir a los homosexuales en el seno de la Iglesia.

Aclaraciones sobre la bendición

La bendición a las parejas homosexuales supuso un terremoto interno en el Vaticano, sobre todo entre los sectores más conservadores, y al final, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el departamento del Vaticano que vela por la integridad de la doctrina católica sobre la fe y la moral, ha tenido que aclarar esta postura.

Su texto especifica que la postura sobre las relaciones homosexuales se mantiene "clara y clásica" y que bendecirlas no son una justificación, y que estas uniones siguen siendo, oficialmente, consideradas como "moralmente inaceptables".

Doctrina de la Fe explica que "las bendiciones no ritualizadas no son una consagración de la persona o de la pareja que las recibe, no son una justificación de todas sus acciones, no son una ratificación de la vida que llevan".

Cómo serán las bendiciones

"No es un visto bueno ni una ratificación de nada", reconoce, aunque permite que estas parejas puedan acudir a una iglesia y recibir dicha bendición, un acto que especifica que debería durar entre 10 y 15 segundos, delante de un altar y frente a un sacerdote.

También deja claro que las bendiciones no deben "asemejarse a un rito litúrgico", para que no se interprete como una especie de boda.

Eso sí, aclara que en aquellos países donde la homosexualidad es un delito, se aconseja no proceder a las bendiciones para no exponer ni a la Iglesia ni a las parejas a "un castigo violento".

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