El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, inculpado por corrupción, se congratuló el martes por su "victoria gigantesca", "contra todo pronóstico", en las elecciones legislativas del lunes, que eran cruciales para su supervivencia política. Sin embargo, las encuestas aseguran que su triunfo habría sido muy ajustado de nuevo y que la gobernabilidad está en entredicho otra vez más.
Su rival, Benny Gantz, habría quedado segundo. Se trata de un miilitar que desde el partido Resilencia por Israel y la coalición 'Azul y Blanco' defiende una línea más blanda y centrista, revisionista del movimiento sionista, con ideología socioliberal y ecologista.
Netanyahu habría ganado en esta nueva repetición electoral donde no ha caído la participación, sino que superó el 70%, una cifra altísima para este país. Su ventaja sería mínima: podría obtener entre 36 y 37 escaños, mientras que Gantz logró unos 32. El todavía primer ministro necesitará otra vez el apoyo de los partidos radicales religiosos, pero puede no llegar a la mayoría absoluta para controlar el parlamento, el Knéset.
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