El jueves, el Director General de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, realizó una rueda de prensa en la que destactó la alerta de la fiebre "nacionalista" por conseguir el primero una vacuna del coronavirus.
Tedros habló de 9 vacunas candidatas hasta ahora, que ya están en la cartera de Covax Global Vaccines Facility, un mecanismo mundial para compartir protocolos contra la covid-19, las cuales están pasando por ensayos de fase 2 o 3.
Además, informó de que casi el 70% de la población mundial está ya representada en su interés en formar parte de la nueva iniciativa Covax. También destactó que, más allá de las vacunas, hay tratamientos que van funcionando. Tedros mencionó la dexametasona para casos graves, que se empezó a usar en junio como apoyo terapéutico y ahora se sigue progresando en esa línea. Sin olvidar que la tasa de mortalidad es del 3,6% de los pacientes con tendencia a la baja
"En cuanto al diagnóstico, actualmente se están evaluando más de 50 pruebas y se han generado nuevas pruebas en torno a las pruebas de detección rápida de antígenos que podrían cambiar las reglas del juego", explicó. Por eso pidió a los países que financien el llamado ACT-Accelerator para detección precoz y un banco común de herramientas y soluciones, que permitiría resultados casi inmediatos y que no querer poner dinero cuesta más en lo que supone la crisis por los confinamientos y las restricciones: "ACT-Accelerator permite a los gobiernos distribuir el riesgo y compartir la recompensa".
Es en ese punto donde discrepó sobre la obsesión de algunos países de desarrollar una vacuna y creer que es el camino más corto: "El desarrollo de vacunas es largo, complejo, riesgoso y costoso, además, la gran mayoría de las vacunas en desarrollo temprano fallan. El mundo necesita múltiples vacunas candidatas de diferentes tipos para maximizar las posibilidades de encontrar una solución ganadora".
"Cuando se encuentre una vacuna exitosa, habrá mayor demanda que oferta", recordó como otro aspecto a tener en cuenta, y denunció que "el exceso de demanda y la competencia por el suministro están impulsando un nacionalismo de las vacunas y el riesgo de un aumento excesivo de los precios".
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