Alcobendas forever

Una frase, una sola frase pronunciada en el momento oportuno, ha hecho más por la pequeña localidad de Alcobendas de lo que pudieran haber hecho millonarias inversiones en publicidad o marketing. Ese es el fabuloso poder del cine, la fábrica de sueños capaz de transformar una ciudad madrileña en el centro del universo, por un momento. ¡Qué dulce debió sonar a los oídos del alcalde alcobendeño la referencia a su municipio, salida de los labios de la única actriz española galardonada con un Oscar! Y a cada uno de las decenas de miles de vecinos de este lugar, cuando la escucharan al día siguiente en emisoras de radio o programas de televisión. Pe se acordó de su tierra, y no sólo de su país sino de algo mucho más próximo, de la ciudad en la que nació y vivió durante muchos años, esa donde ahora le salen conocidos de debajo de cada piedra: el vecino de rellano, la antigua profesora de su colegio...

Nada se lleva más adentro que el lugar donde pasamos nuestra infancia. Las calles en las que vivimos las primeras aventuras, los primeros sustos, el primer amor. Por muy lejos y muy alto que volemos, existe siempre una parcela reservada a este refugio. Que se lo digan a Pe: de Hollywood al paseo de la Chopera, sin transición; ni la alfombra roja del Teatro Kodak, ni la sonrisa de Hugh Jackman consiguieron hacerla olvidarse de su tierra.

Las autoridades municipales de Alcobendas se han apresurado a agradecerle el gesto: no en vano, les ha hecho el favor de su vida al mencionar a la localidad. No sólo van a darle el título de Hija Predilecta, sino que han insertado en los periódicos de tirada nacional una publicidad alusiva a la artista, en la que le reconocen el gesto y le devuelven la lisonja. ¡Cuántos quisiéramos hacer algo trascendente, ser premiados alguna vez en la vida, sólo para poder nombrar en voz alta nuestro pueblo!