El presidente de la Comisión de Transparencia, Francisco Huerta, dijo ayer que los comisionados necesitan dos meses más de plazo para concluir su trabajo. Y que las investigaciones sobre el bombardeo colombiano al campamento de las FARC en Angostura se complican porque continuamente aparecen nuevos documentos.
Para Huerta es como si hubiera un sitio, tanto en el país vecino como en Ecuador, donde se tienen documentos sobre el caso que poco a poco se van dando a conocer según convenga. En cuanto a Colombia es entendible, porque es el país agresor y nada tiene que ver con la creación de esa Comisión de la Verdad nombrada por el presidente Correa.
Para Ecuador el asunto se torna muy delicado, porque revela que hay quien (o quienes) retiene u oculta información de inteligencia sensible que afecta a la seguridad nacional, y que va dando a conocer a cuentagotas. ¿Será dentro del propio Gobierno? ¿Por qué entonces crear una Comisión en lugar de dar toda la información retenida a la Fiscalía? ¿Quién está en medio de este amoral juego?
Para esclarecer el asunto habría que decir a la opinión pública dónde está y quién controla esa “bodeguita” tan bien surtida, en donde se reservan las tal vez dolorosas y comprometedoras verdades sobre Angostura.
¿Quién tiene la llave? ¿Por qué se habla de transparencia y se recurre a estos métodos?
Algo hay anómalo en todo esto, y podría creerse que el complot continental denunciado por Correa en contra de los gobiernos de su tendencia ideológica tiene actores dentro del propio régimen.
Si (
No(
