Bogotá vuelve a ser víctima de terrorismo

El impacto no produjo víctimas mortales, pero sí dejó un cráter en medio de la calle y cuantiosos daños en la infraestructura de viviendas cercanas y en edificio en cuestión, que además está  compuesta por sedes bancarias, locales comerciales, e incluso, la sede en Colombia de la agencia española de noticias EFE.

Las autoridades han señalado que se manejan varias hipótesis sobre cuál era el objetivo, cuál era su intención y quiénes son los responsables; en este sentido, la Policía cree que el blanco de este ataque era el conglomerado mediático Caracol Radio, pues al parece su director, Darío Arizmendi, ha recibido amenazas anónimas.

No obstante, un hecho de las proporciones aquí mencionadas, ha generado polémica y ha llevando  a varios expertos y analistas a formular sus propias hipótesis frente al verdadero objetivo de este suceso. Algunos de ellos dicen que la explosión es un intento por desestabilizar los recientes avances que el presidente Juan Manuel Santos ha logrado en materia de relaciones bilaterales con Venezuela.

Otra de las posibilidades que se plantean es que el ataque haya sido perpetrado por la guerrilla de las FARC, en una especie de retaliación por el fuerte operativo de seguridad que mantuvo la tranquilidad en la ciudad, durante el pasado sábado, día en el que se posesionó Santos.


Reviviendo la pesadilla

En la década de los noventa, Bogotá se convirtió en escenario de una sangrienta lucha entre los carteles de Medellín (a cargo del difunto capo Pablo Escobar) y Cali (comandado por los extraditados hermanos Miguel y Gilberto Orejuela), y a su vez, de éstos contra el Estado.

Esa guerra del narcotráfico cobró numerosas vidas en la capital, que casi a diario se convirtió campo de bombas, atentados y ataques de diverda índole. Sin embargo, con la llegada al poder del ex presidente Álvaro Uribe y su ppolítica de Seguridad Democrática, al menos en la ciudada los capitalinos volvieron a recobrar la confianza en su ciudad.

No obstante, esa tranquilidad ha sido interrumpida en dos ocasiones: la primera ocurrió en febrero de 2003 (a escasos seis meses de que Uribe se posesionara) cuando un carro con 200 kilos de explosivos fue abandonado en los parqueaderos del club El Nogal, dejando 36 personas muertas.

El segundo ocurrió en octubre de 2006 en la Escuela Superior de Guerra, donde 23 personas resultaron heridas.