Óscar López, el líder

Corría el siglo I a.c. cuando Cicerón dijo aquello de que la virtud persuasiva más importante del orador era su propia sabiduría y la coherencia entre lo que decía y hacía. No deja de resultar curioso que veintidós siglos después, muchos de los que se consideran hábiles oradores y comunicadores en la actualidad, incluso muchos de los que forman parte del poder político, sigan sin comprender lo elemental de esas palabras.

Parece como si bastara con alcanzar la cota más alta de representatividad en una organización para que a alguien se le considere de inmediato líder. Pero nada más lejos de la realidad. Un líder es aquel que es capaz por sí solo de alentar a toda una organización en la búsqueda de un objetivo común, que evidencia sus principios y valores y los compromete con la sociedad, que genera expectación y no bostezos con sus discursos públicos, aquel que tiene mensaje y sabe trasladarlo y sobre todo aquel que ejemplifica la coherencia entre lo que dice y lo que hace.

Todo líder necesita escribir su propia historia y en esas se encuentra el secretario general de los socialistas de Castilla y León y candidato a la Presidencia de la Junta, Óscar López. Por el momento ha conseguido controlar una organización compleja, plagada de intereses, que ha abierto un paréntesis entre quienes representan el pasado y quienes llaman a la puerta del futuro. De los resultados que deparen las urnas dependerá también que los conflictos internos, que ‘haberlos haylos’, afloren con mayor o menor crudeza.

Todavía queda mucho recorrido hasta las elecciones pero ha llegado el momento de dejarse de camisetas, de celebrar actos en el quinto pino o de organizar recorridos turísticos. A un líder, y más a uno que aspira a todo, se le exige remangarse. Y en esa línea he de reconocer la valentía y el acierto de Óscar López al presentarse delante de los mineros en Hospital de Órbigo y plantearles que hay solución. Es cierto que se ganó a pulso unos cuantos abucheos, también lo es que hay quienes le han acusado de populismo electoral, pero lo que es una verdadera noticia es que un político de esta Comunidad decida mirar a las caras de quienes tienen un problema y decirles: estoy con vosotros. Como mandan los tiempos, López domina las redes sociales y mantiene una incansable actividad en su cuenta de Facebook, pero no hay nada como pisar el terreno y enfrentarse a la realidad tal y como es, aunque ésta no nos guste.

Estoy convencido de que los votantes valoran más a alguien que sabe explicarles que ha cometido errores que a quien no quiere ni tan siquiera explicarse. Estoy convencido también de que Zapatero hubiera ganado más si hubiera dado la cara ante los mineros en Rodiezmo en vez de apartarse como si la fiesta no fuera con él. Si Cicerón levantara la cabeza todo sería más fácil.

Eduardo Rodríguez. Periodista.