La batalla de los dientes
lunes 17 de septiembre de 2007, 08:46h
Los redactores de los Presupuestos Generales del Estado para el año 2008 están haciendo un esfuerzo considerable para encontrar dinero -a algún Ministerio se lo van a quitar para dárselo a Sanidad y Consumo- tras el inequívoco espaldarazo del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al ministro-investigador Bernat Soria y su plan de salud bucodental. Parece que la titular de Administraciones Públicas, Elena Salgado, no ha aprendido nada desde que vive de los presupuestos del Estado (y de esto han pasado varias décadas) y se olvida de que al frente del Ministerio que ella despreció desde el mismo momento de su toma de posesión, hace tres años y medio, está ahora un científico que, además, es un buen gestor como ha demostrado en sus etapas alicantina y sevillana y se está destapando como un avezado político.
Que nadie se engañe. El plan de salud bucodental de Bernat Soria es una medida electoralista, que ha sido muy bien acogida por la opinión pública. Y esto es un factor de peso de cara a las próximas elecciones generales. De ahí que Rodríguez Zapatero le haya dado su apoyo públicamente y también podría haber preguntado a sus más directos colaboradores por la salud anímica de la ministra Salgado.
Al final, habrá dinero público para que todos los niños españoles de entre siete y quince años tengan la misma atención dental, dentro del Sistema Nacional de Salud, aunque hay que matizar que algunas Comunidades autónomas, entre ellas Andalucía, tienen ya un programa similar. La batalla de los dientes la ha ganado Bernat Soria a un vicepresidente Pedro Solbes cada vez más abrumado y a una ministra que ya no sabe qué hacer para mantener su cuota de protagonismo en los medios de comunicación. El vicepresidente Solbes ha reiterado en privado que “para cuatro días que me quedan en el Gobierno” no merece la pena enfrentarse con nadie. En Ferraz, sede del PSOE, en algunos sectores no dan importancia al grado de insatisfacción de Pedro Solbes, aunque comentan con cierta desgana, que si no está contento puede presentar la dimisión.