La peligrosa sombra de la duda

Hasta ahora solo eran rumores. Decían las malas lenguas que la Junta de Andalucía estaba acudiendo a entidades bancarias e incluso a empresas de reconocida solvencia para conseguir liquidez con la que afrontar ciertos pagos. Decían que la situación era de quiebra técnica y de ahí ciertos retrasos en el pago de algunas nóminas y del abono a proveedores como las farmacias. Decían que la Consejería más afectada por esta falta de liquidez monetaria era la de Salud, uno de los departamentos estrella del Ejecutivo de Griñán. Hasta ahora, como digo, sólo eran rumores sin una base fidedigna. Ahora nos hemos enterado que el Ejecutivo de Pepe Griñán ha dado órden de aplazar el pago de las facturas hasta después de las elecciones autonómicas del 25 de marzo. La Junta lo niega y afirma que está al corriente de todos sus pagos, pero las noticias que a mí me llegan es que son muchos los acreedores que no han visto ni un euro desde hace meses y que sus facturas duermen el sueño de los justos en algún cajón perdido de ciertas Consejerías. El asunto es grave y alguien tendría que ponerle coto porque puede pasar que el próximo Gobierno que tome posesión en el mes de abril, y que ¡oh casualidad! podría no ser del PSOE por primera vez en más de treinta años, se encontrara no ya con las arcas vacías, que seguro que lo están, sino con una deuda de muchos millones de euros que le ataría de pies y manos para poder abordar la política que necesita Andalucía para comenzar a salir de la crisis y crear empleo para ese casi millón y medio de parados que soporta nuestra comunidad.

La sombra de la duda sobre la fiabilidad de las cuentas andaluzas comienza a sobrevolar unas elecciones que, según la última encuesta del Cadpea, insiste en darle la mayoría casi absoluta al PP de Javier Arenas. Y digo casi porque va a depender, y mucho, de la participación que se registre. Si es similar al de los anteriores comicios de 2008, al PP le bastaría con ese 47 por ciento para alcanzar los 55 diputados, de hecho extrapolando este sondeo, el PP andaluz obtendría entre 56 y 58 escaños de los 109 que conforman la Cámara andaluza, mientras el PSOE perdería diez y pasaría a tener entre 45 y 47. Izquierda Unida podría mantener sus actuales seis escaños y UPyD podría lograr uno. El Partido Andalucista, en franco retroceso, se quedaría de nuevo fuera del Parlamento. Con todo parece que Griñán está contento ya que, respecto a anteriores sondeos, los socialista han recuperado algunas expectativas de voto y el presidente de la Junta y secretario general del PSOE andaluz, confía en que en las nueve semanas y media que quedan para acudir a las urnas, puedan recortar las suficientes distancias como para intentar que el PP no alcance la necesaria e indispensable mayoría absoluta que necesita para gobernar. Porque lo que es ganar, ni hablamos. Sería en estos momentos como un milagro para Pepe Griñán y sus compañeros.

Con estas premisas, el XXXVIII Congreso Federal del PSOE que se celebra en Sevilla del 3 al 5 de febrero podría ser un acicate para relanzar la imagen de un partido que continua inmerso en varias luchas internas que amenazan con dinamitarlo. Aquí, en Andalucía, la pelea no es a favor o en contra de Rubalcaba o de Chacón, la lucha es por controlar un partido que, desde la huída de Chaves y Zarrías a Madrid, no acaba de encontrar el norte. Pese a sus intentos, Griñán no ha podido manejar a su antojo agrupaciones tan importantes como la de Jaén, Cádiz, Córdoba, Málaga o Sevilla que campan a sus anchas sin hacerle mucho caso al secretario general y a su Ejecutiva Regional. La amenaza de Pepe Griñán de que sólo acudirá al XXXVIII Congreso si hay una lista unitaria en Sevilla choca frontalmente con el pulso entre los máximos dirigentes del socialismo sevillano, su secretario provincial, José Antonio Viera, y su presidente, Fernando Rodríguez Villalobos, y con la labor de zapa que está haciendo la secretaria regional de Organización, Susana Díaz, a favor de Carmen Chacón. No me extraña que, con estos mimbres, Griñán evite pronunciarse sobre los candidatos y deje para última hora la decisión de a quien apoyará. Hasta ahora lo único que ha dicho es que estará a favor de quien le ayude a ganar las elecciones andaluzas. Pero, eso, querido Pepe, no lo logra ni Carmen de Olula ni Alfredo de Cádiz. Eso de ganar las elecciones andaluzas más vale que se lo vayas pidiendo al mismísimo Gran Poder.