Margallo y la marca España
martes 06 de marzo de 2012, 12:52h
García
Margallo, el ministro de
Exteriores, es también un verso libre del Gobierno, un viejo rockero de la
política que ha pisado Europa y se la conoce y, por ello, cuenta con alguna
ventaja sobre muchos de sus compañeros que sólo conocen los aparatos de los
partidos. Cuenta con la plena confianza de Rajoy, habla sin leer -lo que
hoy por hoy es casi un insulto-, es concreto y rápido y, por si fuera poco,
tiene sentido del humor. Una joya para los tiempos que corren.
En los Desayunos de Europa Press, con más diplomáticos por metro cuadrado
que en los pasillos de la ONU, Margallo ha desgranado los ejes de la política
exterior española, basada en unidad europea, en pactos, en criterios
ideológicos, pero también en la economía y en la cultura. O salimos de la
crisis fortalecidos o pasamos a la tercera división directamente. Hace muchos
años le pregunté a un ministro de Educación si hablaba con su colega de Trabajo
sobre el mundo laboral, para tratar de hacer confluir las políticas de los dos
departamentos y me respondió que "el ministro de Educación no tiene que hablar
de nada con el de Trabajo". Eso no le va a pasar nunca a García Margallo.
La política exterior tiene sobre todo un objetivo: poner en valor la
marca "España". El ministro lo sabe y anunció el nombramiento de un comisionado
responsable de que esa marca suene en el concierto internacional con la música adecuada
y con un panel de indicadores para controlar lo que hacemos bien y mal. Del
"España es diferente" de Fraga pasamos a una España europea que en los últimos
años ha perdido crédito por la desconfianza en el Gobierno, la crisis económica
y financiera, la burbuja inmobiliaria, el paro desatado y la imposibilidad de
cumplir nuestros compromisos. El cambio significa la credibilidad en un
proyecto, crédito para nuestro futuro, confianza de los inversores, seguridad
jurídica, una oferta de calidad y de modernidad, una cultura con raíces y con
proyección, un deporte en vanguardia. Poner en valor la marca España, sin
embargo, exige unir a todos los Ministerios implicados -Economía, Industria y
Turismo, Educación, Cultura- a las autonomías, a las empresas multinacionales, a
los grandes artistas, científicos o deportistas y renunciar a los pequeños
localismos de las embajadas o las oficinas comerciales autonómicas. Eso lo
hacen fantásticamente bien los franceses o los americanos y así les va.
Pero como decía un antecesor de García Margallo, "hemos sido capaces de
pasar de la dictadura a la democracia, pero no de integrar a diplomáticos y
técnicos comerciales". Imagínense lo demás. Pero aquí seguimos hablando de
independencia o de afrentas en lugar de remar juntos para ser más competitivos
y vivir mejor. Trabajar más y hablar menos. Creo que era de Azaña otra
frase que citó el ministro: "si cada español hablara sólo de lo que sabe se
haría un gran silencio nacional que podríamos aprovechar para estudiar". Ese es
otro reto.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
4165 | Angel - 06/03/2012 @ 22:31:32 (GMT+1)
"A este respecto, hace poco, me llamó la atención que el nuevo gobierno del Partido Popular se lanzara en tromba a defender la honorabilidad de los deportistas españoles, frente a los sarcasmos de un programa de la televisión francesa, no apelando a las esencias patrias, como hasta hace poco hubiera correspondido a un gobierno conservador, sino defendiendo la "marca España". Varios ministros, y me parece que también el presidente del gobierno, se mostraron preocupados por las repercusiones que podían tener estas insidias en el aprecio de la "marca España" en el extranjero, y proclamaron la arbitrariedad de los tribunales deportivos internacionales, en los mismos días, todo hay que decirlo, en que se manifestaba el apoyo al criterio de los tribunales nacionales en el asunto Garzón. Gracias a la apología del deporte español nos enteramos que los Contador, Nadal, Gasol, etc., eran los embajadores de la "marca España", y que cualquier atentado a su dignidad se transformaba automáticamente en un desastre para todos los ciudadanos. No sorprendía, por supuesto, la ausencia de científicos o artistas, algo a lo que estamos acostumbrados, sino la insistencia en la marca registrada." Rafael Argullol. El País http://elpais.com/elpais/2012/02/28/opinion/1330430182_896848.html
4150 | Angel - 06/03/2012 @ 22:31:20 (GMT+1)
Eso, estudien, y que se note, pero no sólo economía, asunto que todo lo contamina, lenguaje incluído. Ni España es una marca ni las personas somos capital humano.
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