viernes 28 de septiembre de 2012, 21:14h
Ocurrió en la última sesión de control del Gobierno andaluz. Como es habitual, el presidente de la Junta, Pepe Griñán, y el jefe de la oposición, Juan Ignacio Zoido,
se enzarzaron en su rifirrafe dialéctico de acusaciones mutuas y mutuas
descalificaciones que pueden resumirse en el clásico e infantil "y tú
más". Hubo, sin embargo una frase de Griñán que no dejó indiferentes a
los presentes ni, por supuesto, a los comentaristas políticos: "Señor
Zoido -dijo Griñán- como presidente de la Junta le he recibido dos veces
en el Palacio de San Telmo, una como alcalde de Sevilla, y me habló del
Ayuntamiento de Sevilla; la otra como presiente del PP andaluz, y
tambén me habló del Ayuntamiento de Sevilla". La acusación velada de la
duplicidad de cargos de Zoido tenía una verdadera carga de profundidad
para hacer daño en el principal partido de la oposición: que Zoido
antepone siempre su puesto de alcalde de Sevlla al de la Presidencia del
PP-A. Algo que incluso él se encarga de dejarlo claro cada vez que
tiene oportunidad. Eso en Sevilla puede ser bien valorado, pero no cabe
duda que en el resto de las provincias andaluzas, sobre todo en Málaga y
en otras de Andalucía Oriental como Granada, Jaén e incluso Córdoba
puede crear, y de hecho las está creando, suspicacias entre los
dirigentes populares que no son buenas para un partido que, pese a haber
ganado las elecciones andaluzas, le quedan todavía más de tres años de
sufrimiento en la oposición y un largo camino de espinas por recorrer.
Sobre todo si, finalmente, Zoido es nombrado candidato a la Presidencia
de la Junta en la elecciones de 2016, algo a lo que de momento se niega
en redondo esgrimiendo su "compromiso con Sevilla".
Esto de la duplicidad de cargos en la política andaluza no es nuevo. En el PP, Teófila Martínez fue presidenta del partido y, a la vez, alcaldesa de Cádiz y candidata a la Presidencia de la Junta. Y en el PSOE, tanto José Rodríguez de la Borbolla como Manuel Chaves o Pepe Griñán han
compatibilizado la Presidencia de la Junta de Andalucía con la
secretaría general del PSOE andaluz. Incluso los dos últimos han sido o
son también presidentes federales de su partido. No tendría, por lo
tanto, mayor importancia la frase con sorna de Griñán si no fuese porque
es cierto que, pese a su inmensa capacidad de trabajo, Juan Ignacio Zoido no
ha podido alcanzar aun el don de la ubicuidad y se ve obligado a
desdoblar su personalidad entre la sevillanía y el andalucismo, lo que, a
la larga, le puede provocar un verdadero trauma. Además, parece
evidente que en más de una ocasión puede caer en la trampa que le
tiendas los socialistas para que la defensa a ultranza de Sevilla choque
con los intereses de alguna otra capital andaluza donde tambén
gobiernan sus compañeros del PP. Si como muestra vale un botón, la
paralización por la Junta del Metro de Sevilla mientras continuan los de
Málaga y Granada no es sino un golpe de efecto para obligar a Zoido a
enfrentarse abiertamente con Paco de la Torre o con Pepe Torres Hurtado.
Tras la marcha de Javier Arenas y el Congreso de Granada donde se ratificó casi por unanimidad la Presidencia de Juan Ignacio Zoido como
nuevo lider del PP-A, son muchos los que tienen la impresión de que la
crisis creada por la ausencia del "jefe perpétuo" se ha cerrado en
falso. Y es que existen diferencias insalvables. No es lo mismo ser
alcalde de Cádiz o de Jaén, que serlo de Sevilla. Entre otras cosas
porque Sevilla, además de ser la capital de Andalucía, es la sede de la
Presidencia de la Junta y del Parlamento andaluz. La dedicación del
alcalde a esta ciudad debe de ser exclusva e incompatible con cualquier
otro cargo dadas las connotaciones políticas que conlleva cualquier
decisión que se adopte en el seno del partido. Arenas le cedió a su
amigo Zoido un caramelo envenenado al encargarle la presidencia del PP
en estos momentos de "amarga victoria", y Zoido comienza a pagar las
consecuencias con el desafecto de buena parte de sus conciudadanos y con
el enfrentamiento de sectores como el empresarial que no parece estar
demasiado contento con las decisiones de la Alcaldía.
Quizás sea necesario que Zoido reflexione y que delegue, bien en sus concejales, bien en su secretario general José Luis Sanz,
algunas de las decisiones de las dos prioridades que actualmente le
ocupan las 24 horas del día: la Alcaldía de Sevilla y la Presidencia del
PP-A. Sólo así podrá sobrevivir al acoso al que le van a someter no
sólo los socialistas, sino, y sobre todo, muchos miembros de su propio
partido. Ya lo dijo don Pedro Calderón de la Barca: "Casa con dos puertas, mala es de guardar".