Mejor nos pegamos

El programa de Canal Sur ‘Mejor lo Hablamos’, que dirige con acierto Mariló Montero, una periodista casada con otro gran informador, Carlos Herrera, derivó en algo así como ‘Mejor nos pegamos’ en su último programa, según se cuenta en la sección ‘On the Record’ de este periódico. Y lo ocurrido nos parece sintomático del estado de crispación que vive una sociedad que cada vez se aboca más a la idea nefasta de las dos españas. Por eso lo traemos a este comentario.

Vamos a hablarlo sin demasiados tapujos: el panorama que ofrecen algunos debates de ciertas teles, autonómicas y no tanto, es una vergüenza. Porque no se quiere el debate, sino el espectáculo. Y algunos de los periodistas y políticos que participan acceden de buen grado a formar parte del circo romano.  Lo que ocurrió ayer en Canal Sur es el último de estos espectáculos lamentables, que consisten en poner a ultraortodoxos de izquierda frente a algún histrión de la derecha, confiando en que el enfrentamiento asegure el espectáculo y el ‘share’. No importa el debate sereno, el fomento de la tolerancia y la moderación; eso no vende. Lo que esas teles quieren es leña al mono hasta que cante y, entonces, colocan a Rosa Regás y a María Antonia Iglesias, que no son precisamente un prodigio de contención verbal ni de discusión sosegada, frente al jefe de informativos de la COPE, Nacho Villa, un ultramontano que no duda en llegar al insulto personal a la hora de defender sus ideas, que siempre consisten en atacar al Gobierno, sin más. Y lo que ocurrió fue que Fernando Delgado, Iglesias y Regás, del ‘tea’ progubernamental,  casi llegan a las manos con Villa, ante el pasmo de otros dos tertulianos, en medio de un total barullo que derivó en el abandono del plató por parte de los tres primeros.

Algún miembro de este periódico ha tenido que vivir en sus carnes algunas de estas confrontaciones con algunas de las gentes citadas. Curioso que tanto la pugnaz Iglesias, por un lado, como el exaltado Villa, por la otra, se encuentren entre los tertulianos más llamados por las televisiones periféricas y por algún programa de la estatal, como '59 segundos'. Y ahora, el programa local que dirige Alfredo Urdaci, hasta ahora un modelo de intercambio civilizado de ideas, ha decidido contratar como intervinientes ‘fijos’ a la mentada Iglesias y a Carlos Dávila, que puede que sea el único que supera a Villa en su parcialidad en contra de cuanto signifique socialismo o gobierno actual. Batalla garantizada, gritos a granel y sensatez que huye, ya verán.

Es una radiografía más del estado moral de una sociedad. Hay una crispación que los medios televisivos -algunos de ellos, públicos- no deberían fomentar a base de ‘debates’ artificiales, que no reflejan el pensamiento ni las posturas de la mayor parte de las gentes que se sienten de izquierda o de derecha (o de centro, que no existe, por lo que se ve, en estos programas). En fin, Canal Sur ha logrado que todo el mundo hable hoy de esta televisión. Pero, claro, todo esto ya sabe a poco: mañana, ¿qué habrá que hacer para incrementar el ‘share’? ¿Hasta dónde van a llegar algunos periodistas para que les sigan llamando a ciertas pornotertulias? ¿Al apuñalamiento? No es esto, no es esto...


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