Admirada y odiada, ensalzada y vituperada, idolatrada y aborrecida, no cabe duda que la juez
Mercedes Alaya se
ha ganado un puesto entre los andaluces más famosos de esta segunda
década del siglo XXI. Como un auténtico martillo de herejes, lleva
minuciosamente la instrucción del Caso de los EREs fraudulentos de la
Junta con una persistencia que para sí quisieran muchos políticos que la
denigran. Más de tres años de diligencias exahustivas, decenas de miles
de folios de instrucción, cerca de un centenar de imputados y lo que te
rondaré morena han hecho que esa "muñeca de porcelana", como la
calificó alguien, que todos los días acude a su Juzgado número 6 de
Sevilla acompañada del troler en el que guarda sus autos, se convierta
en el paradigma de la Justicia independiente. Su tenaz lucha contra el
todopoderoso poder de la Junta de Andalucía, capaz de acallar bocas y
doblegar voluntades en un abrir y cerrar de ojos, la ha colocado en una
especie de altar aupada por todos aquellos que han sufrido en sus carnes
los repetidos excesos de una Administración acostumbrada a hacer lo que
le viene en gana sin necesidad de dar cuentas ante un Parlamento que
han controlado casi cuarenta años ininterrumpidos. Pese a las
innumerables presiones recibidas tanto del poder político como del
judicial, a la larga, su poder se ha visto reforzado por un trabajo
titánico que puede tener sus críticas, pero que ha puesto sobre la mesa
las miserias y las triquiñuelas de un poder, el político, que maneja a
su antojo la delegación de soberanía que le ceden los ciudadanos cada
cuatro años.
Un tal
Eduardo Maestre, quien se define como
un ciudadano "agitador y músico", utilizando las redes sociales y el
poder de convocatoria que da internet, ha convocado para el jueves, día
25 de julio, festividad de Santiago Apostol, patrón de España, una
concentración de apoyo ante los Juzgados del Prado de San Sebastían,
mediante un vídeo colgado en
Youtube, en el que afirma que su objetivo es "aplaudir, apoyar u mostrar
su respeto" a Alaya, "a la que admiramos cientos de miles de personas" y
a la que compara con
Agustina de Aragón o el
Cid Campeador y
con una
"reencarnación de la Justicia". Estoy convencido que la convocatoria no
le ha tenido que sentar nada bien a la protagonista del homenaje dada su
sensibilidad bastante alejada de protagonismos innecesarios. Como
también lo estoy de que algún partido político que ustedes y yo
conocemos, y que
Griñán y
Susana controlan, hará lo posible para reventar la convocatoria de la "claqué" alayista. Ya verán.
Personalmente
no comparto algunas de las decisiones que ha adoptado en su instrucción
la juez Alaya, porque creo que no están lo suficientemente documentadas
y pueden provocar, entre otras cosas que algunos de los imputados
queden fuera de la causa al haber prescrito sus posibles delitos, pero
no cabe duda que tiene todo mi respeto y admiración por la ingente labor
que está llevando a cabo en un caso, el de los EREs, tan complicado,
enrevesado y difícil en el que cualquier otro magistrado hubiese tirado
la toalla hace bastante tiempo. El hecho de que haya imputado a una ex
consejera y ex ministra (
Magdalena Álvarez), a un ex consejero (
Antonio Fernández)
y a una veintena de altos cargos en ejercicio de la Junta demuestra
claramente que la juez tiene redaños más que suficientes para
enfrentarse al mismísmo presidente de la Junta,
José Antonio Griñán. De hecho esa huída anticipada anunciada por Griñán y su relevo dictatorial por
Susana Díaz no
se entendería si no existiese la juez Alaya y su investigación,
determinante en lo que puede deparar el futuro a corto y medio plazo en
Andalucía.
Resulta curioso comprobar el distinto prisma con el
que se ven las cosas. Mientras en Madrid se habla y se debate sobre la
comparecencia ante el Congreso de Mariano Rajoy para explicar el Caso
Bárcenas y la posible y ridícula moción de censura que podría presentar
Rubalcaba, por aquí abajo, al sur del sur, el debate no es ya si Griñán
comparecerá o no ante el Parlamento andaluz para hablar sobe los EREs
fraudulentos, sino cuanto tiempo tardará la juez Mercedes Alaya en
imputarle. Él lo sabe y de ahí sus prisas para buscar un relevo digital
personificado en Susana Díaz que le salve los muebles al PSOE. Por lo
tanto, la cuestión en Andalucía no gira en torno a un debate más o menos
tenso sino a una huída del presidente de la Junta antes de que el
presidente sea llamado al Juzgado número 6 de Sevilla. El plazo no es
demasiado largo, Son muchos los que creen que será antes del otoño y de
ahí que entonen la famosa canción que dice: "Cuando llegue septiembre
todo será maravilloso". Ya veremos.
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