Preguntas, anónimos, la eñe y otras cosas de la Red

Hay lectores que nos escriben y nos acusan de las cosas más variopintas. Algunos quieren ver censura en, por ejemplo, las respuestas del ministro Moratinos en el Chat que ayer nos concedió; se trata de una ignorancia del funcionamiento de un Chat. El entrevistado, lógicamente, elige las preguntas que le llegan -más de un centenar en el caso del ministro de Exteriores- y esas preguntas que responde de entre las que se le plantean son, no menos lógicamente, las que salen a la luz.

Moratinos apenas podía concedernos una hora para responder a las muy numerosas preguntas que le fueron llegando. No es culpa de este periódico que no tenga más tiempo -cierto: agradecemos su gesto sometiéndose a un Chat en un medio en Internet- ni el tono de sus respuestas, o que no elija la pregunta que pueda enviarle alguno de nuestros lectores. Pero, por favor, dejen de hablar de censura, que de eso en este periódico, poco.

Hay también algunos lectores que piensan que si se escribe aquí algún artículo favorable a Moratinos, en medio de los varapalos generalizados, procedentes sobre todo, como es natural, del PP, es para agradecerle el habernos ‘concedido’ el Chat. Quien nos haya seguido con asiduidad reconocerá que llevamos muchos meses diciendo que la responsabilidad de la política exterior timorata, algo alicorta, poco ambiciosa, que España padece no es culpa del profesional de la diplomacia que regenta el Ministerio de Asuntos Exteriores, sino de quien define las líneas maestras de la acción del Gobierno. Es decir, su presidente. Por lo demás, ojalá todos los ministros de Exteriores que ha tenido España en los últimos quince años, pongamos por caso, hubiesen sido unos profesionales veteranos de la diplomacia, como lo es Moratinos. Pero lo suyo no es ni la política ni el diseño de los grandes parámetros, sino poner en marcha lo que otro planifica. Ayer pudimos verlo trabajando ‘en su salsa’: el Chat se interrumpió varias veces por llamadas telefónicas ineludibles, alguna de ellas, perdón por la indiscreción, con Djamena.

En fin, que la Red está que arde. Incluyendo el asalto que practican algunos difamadores amorales. Ya hemos trazado la pista del más abyecto de ellos. Y ahora, con la eñe. Menudo intercambio de golpes mantuvieron ayer Juan Luis Cebrián y Zapatero a cuenta de la leñe de la eñe. Quedó mejor Z, que dijo "prefiero jugar con las palabras a golpear con ellas", como hace tan frecuentemente ‘Janli’, que sigue siendo el ‘enfant terrible’ del lado izquierda de la confortable alfombra que pisa, de la misma manera que Pedro J sigue siendo el ‘enfant terrible’ de la derecha, o Anson lo es de casi todos los campos, aunque él no pinte gran coa en la Red, por mucho que lo esté intentando con la ayuda de su fiel Joaquín Vila.

Hay algún crítico de este periódico -asiduo lector, nos consta- que nos tacha de insignificantes y se extraña de que gente importante nos conceda chats. Resulta que es un ‘mandado’ de cierto otro medio de comunicación digital, muy definido políticamente y competidor de este ‘insignificante’ diario nuestro. Ay, Señor, cómo anda la Red. Menos mal que La Moncloa ya nos admite en su agenda de la comunicación, aunque aún no figuremos en los planes de los anunciantes del Ejecutivo. ¿Se acuerdan de cómo criticaba ZP -perdón, Z- al Gobierno del PP por publicitar sus logros a costa del erario público? Pues eso mismo es lo que están haciendo ellos ahora.