miércoles 25 de septiembre de 2013, 08:00h
Quiero en
este artículo equivocarme y que mi advertencia quede en el olvido sin que su
memoria tenga que ser recordada en el futuro. Deseo que el Aeropuerto de
Barajas siga siendo lo que fue y tenga un futuro mucho más halagüeño que las
sombras que en estos momentos proyecta.
El
Aeropuerto de Madrid-Barajas es un motor sin comparación para la economía
madrileña, para el centro de nuestra nación y para nuestro país en su conjunto.
Su depresión puede llevar a la ruina a numerosas familias y empresas.
Cuando cayeron
en mi mano los datos de agosto sumé un mes más a los veintitrés consecutivos
que el aeropuerto principal de España encadena de triste y recurrente caída.
Me dirán que
es consecuencia de la crisis, sin embargo, déjenme que les dé algún dato
esclarecedor. Según el informe de Eurocontrol sobre operaciones en el mes de
agosto, Madrid-Barajas, con 463 vuelos diarios -un once por ciento menos que el
mismo mes del año anterior-, es el aeropuerto líder en el descenso de
operaciones entre todos los aeropuertos de Europa.
Desde que el
22 de abril de 1931 el Aeropuerto de Madrid entró en funcionamiento, nada hacía
presagiar que se convertiría en uno de los más importantes del mundo. Del mismo
modo, desde que desde que fuera en 2007 el cuarto aeropuerto de Europa, no
podíamos imaginarnos que en pocos meses iba a sufrir una decadencia sin
precedentes.
Llevamos
cuatro meses consecutivos siendo los campeones de la depresión. El cuarto mes
consecutivo, digo, en el que el Aeropuerto de Madrid-Barajas fue el que más operaciones
perdió.
Barcelona,
quién lo diría, está a tan solo dieciocho vuelos diarios de Madrid-Barajas. De
seguir así el descenso, la depresión, la caída, Barcelona adelantará a Madrid
en número de operaciones.
Sin embargo,
fíjense, en número de pasajeros, Barcelona ya ha adelantado a Madrid. En agosto
el aeropuerto catalán tuvo 3.905.840 viajeros, frente a los 3.801.929 de
Madrid-Barajas.
Si
tuviéramos unos gobernantes a la altura de los tiempos -nacionales, regionales
y locales-, sabríamos que la decadencia de Barajas es igual a la depresión de
todo el centro peninsular.
Que debemos
tomar cartas en el asunto, ahondar en una política de líneas aéreas, de
operaciones, de explotación, de puentes con América, África y Europa, de
estrategias que vuelvan a convertir a Barajas en el centro de España.
Mucho ha
tenido que ver la torpe e infame política desarrollada en la fusión entre
Iberia y British en la que los británicos se han salido con la suya
aprovechando la estupidez y estulticia de gobernantes y gestores carpetovetónicos.
Fue una
fusión en la que se enfrentaron la posición nacionalista británica y la
posición pacata española. El resultado no sólo ha sido nefasto para los
trabajadores y para la aerolínea española de referencia, sino para el
principal, entonces, aeropuerto de España: Madrid-Barajas.
@AntonioMiguelC