Esperanza Aguirre se muerde la lengua en 'Aló Pablo'

La entrevista, desde el punto de vista político, apenas aportó novedades. Esperanza Aguirre se había preparado el examen a conciencia. Incluso las respuestas evasivas sobre su relación con José María Aznar, que decían más de lo que callaban.


Évole se había encargado de desvelar desde días antes los fragmentos presuntamente más polémicos, relacionados con la corrupción:


Lo de no poner la "mano en el fuego" por Mariano Rajoy lo llamó "pregunta trampa" y su seca respuesta fue que no lo hace "por nadie", salvo ella misma.



Y sobre lo que sabía de Miguel Blesa antes de que estallase el escándalo de Caja Madrid no era suficiente para denunciar, como le inquiría Évole. Las sospechas de Aguirre se debían a las altas retribuciones que se estaban autoconcediendo en la cúpula. Las Cajas de Ahorro "se estaban transformando en bancos" y a ella le explicaron que estaban adecuando sus salarios a los del sector bancario.


Por lo demás, el mismo discurso sobre su candidatura y su "disposición" a ir donde le pidan, ahora "cuando vienen mal dadas" para su partido, y las críticas habituales al partido de Pablo Iglesias, al que por cierto pidió que renuncie a su aforamiento como eurodiputado en sus disputas ante los tribunales. Si alguien buscaba un titular, la veterana política se lo puso difícil, desde luego.