martes 24 de febrero de 2015, 13:13h
El cine es el séptimo arte. No hay duda. A todos nos gusta
una buena película y soportamos estoicamente las malas. Los profesionales del
gremio aseguran, e, incluso, explican que las malas son imprescindibles para
que haya buenas. Es cierto que nadie hemos nacido sabiendo y necesitamos
adquirir la experiencia, el criterio y la formación suficientes para pulir el
talento que tengamos, y con mucho esfuerzo y trabajo conseguir la mayor calidad
en todo lo que hacemos.
En el cine para lo mismo, aunque hay que admitir que los niños prodigio
siempre han llamado la atención y su carrera no siempre ha sido el cuento de
hadas que nos imaginamos los que admiramos a los grandes intérpretes, actores y
actrices que nos hacen soñar, disfrutar, sufrir, llorar, amar o, lo que a mí
más me gusta, nos distrae y nos relaja con humor, acción, algo de intriga y,
siempre, con el mensaje subliminal o descarado, de que el bien vence al mal y
de que nuestro modo de vida occidental, nuestros derechos y deberes, nuestra
libertades y obligaciones bajo el paraguas del estado de derecho y el imperio
de la Ley representan la mejor opción para una sociedad. Por supuesto que hay
que corregir errores, superar problemas, atajar corrupciones y violencias y conseguir
de una vez uno de los objetivos pendientes en la Humanidad como es la igualdad
entre el hombre y la mujer. La ceremonia de entrega de los Oscar reúne a
millones de personas frente al televisor y su influencia va mucho más allá de
la mera entrega de un galardón.
Esa estatuilla es más que un Oscar, representa
el reconocimiento al trabajo bien hecho y también significa que tus palabras de
agradecimiento van a tener una mayor repercusión en todo el mundo. En esta
ocasión hemos escuchado la clara y rotunda reivindicación de la mejor actriz de
reparto, Patricia Arquette, al reclamar igualdad de salarios y de derechos para
las mujeres en Estados Unidos, mientras la veterana Meryl Streep y la cantante Jennifer López la vitoreaban. El cine cuenta nuestras vidas,
incluidos muchos sufrimientos como los de los inmigrantes.
Más que un Oscar fue
el que ganó el director mexicano, Alejandro G. Iñárritu, de los cuatro que
consiguió su película Birdman. Su frase pidiendo dignidad y respeto para los
inmigrantes mexicanos y el éxito de su película valen un gran puñado de vidas
dignas.
Periodista. Director de 'Atalayar, entre dos orillas'. Colaborador en diversos medios como Punto Radio, Onda Cero, COPE, El Independiente y Colpisa. Colaboro en COPE, Colpisa, TVE, RNE y Diariocritico. Es autor de libros como 'Casco azul soldado español' o 'Misión: Líbano'. También fue director de los estudios 'Cómo informar sobre infancia y violencia' y 'Cómo informar sobre violencia contra la mujer en las relaciones de pareja' en colaboración con el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.
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