Elegir bien y representar mejor
lunes 03 de diciembre de 2007, 20:18h
Cada organización elige a quienes quiere que les represente y a partir de ahí, cuando uno puede equivocarse o meter la para como le venga en gana.
Durante estos años – desde el 11 M – he manifestado mi opinión siempre y de forma sistemática a favor de las víctimas del terrorismo, y he evitado hacer comentarios sobre quienes presiden las distintas organizaciones que las representan, pero creo que es el momento de decir que a alguno y a alguna “se le ha ido la hoya” y que le están haciendo un mal servicio a la muy digna causa que representan.
El Señor Alcaraz, presidente de la Asociación de Victimas del Terrorismo, independientemente de sus cualidades como orador, está adoptando un protagonismo intolerante que no debería corresponderse con el momento que se vive en las últimas horas en España después del asesinato, por parte de los pistoleros de ETA, de dos guardias civiles.
Las víctimas - y conocemos a muchas de ellas que no renuncian ni a la dignidad ni a la justicia - no creo que quieran trabajar por la división de los demócratas.
Es triste, pero después del atentado de Barajas ETA ha vuelto a matar y es el momento de regresar a la unidad de todos.
El gobierno no va a asistir a la manifestación anunciada porque sabe que sería objeto de críticas, gritos e insultos y quiere evitarse ese mal trago. Las víctimas y sus representantes deben estar en esa manifestación y no poner condiciones políticas para justificar su ausencia. La coherencia es estar donde hay que estar al margen de ideologías políticas.
Reventar minutos de silencio, como ha ocurrido en Madrid, no es la mejor seña de identidad de quienes sufren, porque los familiares del guardia civil asesinado, merecían un gesto de respeto no politizado.
La señora Manjón – a la que personalmente respeto y con la que me solidarizo en su desgracia – también actúa en ocasiones con un protagonismo excluyente, intolerante y sectario. Tanto Alcaraz como ella se esfuerzan en representar sensibilidades ideológicas distintas, como si existiera un terrorismo de derecha y otrote izquierda, cuando la muerte y el asesinato tienen en común la desgracia de la irracionalidad de quienes matan.
Dentro de poco estamos convocados a las urnas. Ese es el momento de apoyar o de castigar a quienes creamos que nos representan mejor o peor, mientras tanto no debería existir ni una fisura de la que se alegren los asesinos.