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El tostonazo

lunes 27 de marzo de 2023, 07:51h

La moción de censura que Vox presentó la pasada semana contra el presidente del gobierno ha demostrado, al menos, dos cosas. Una, su inoportunidad, otra, que un anciano casi nonagenario, el profesor Ramón Tamames, ha sido capaz de dar sopas con honda no solo a Pedro Sánchez sino también, y al mismo tiempo, a su vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, la nueva valida del rey del autobombo, la propaganda y la falta absoluta de autocrítica.

Presupongo que ambos representantes del gobierno censurado quisieron intentar aburrir al candidato Tamames con sus intervenciones a lo Fidel Castro, a base de discursos más largos que un día sin pan y más vacuos y melifluos que un postre de cocinero posmoderno. Una hora y cuarenta el señor Sánchez y poco menos el de su cursi vicepresidenta, enfundada en un terno blanco más propio de la pasarela Cibeles que de un pleno en el Congreso con moción de censura de fondo. Y esto siendo bien pensado porque, probablemente, lo que de verdad buscaban uno y otra era derrotar al candidato nonagenario por lo que en boxeo se llama “nocaut técnico”, que aquí podría traducirse por lipotimia o extenuación física del candidato, dada ya su provecta edad. Con lo que no contaban ni Sánchez, ni Díaz , ni su cohorte de asesores, es con que esta gente de la Transición está hecha de otra pasta, resiste lo que se le ponga por delante, no es nada remilgada y sabe cantar las cuarenta porque lleva ya más tutes en su haber que todo el gobierno en pleno.

Tamames, que a estas alturas de su vida, supongo que jamás había pensado que iba a encontrarse en una situación como esa, no tuvo reparo alguno en asestarle en su propia cara a Sánchez, lo que buena parte de los españoles pensamos sobre el personaje, que el presidente malgasta el tiempo hablando para, al final, no decir nada. Y para recomendar a renglón seguido a éste y a Meritxell Batet, la presidenta de la Cámara, que no estaría demás hacer cuanto antes una reforma del reglamento del Congreso para evitar tostones similares en el futuro

No sé si Tamames habrá quedado contento con su intervención y sus réplicas, el gobierno seguro que sí, porque como todo lo que hace piensa que está bien y no admite ningún pero de nadie, esta vez no va a ser menos, Abascal y sus más próximos en Vox estarán asimismo la mar de satisfechos por haber salido de su ostracismo tras el inesperado abandono del partido de Macarena Olona. En Unidas Podemos la moción los dejó mucho más enfadados de lo que la empezaron. El ticket en blanco que Sánchez dio a Yolanda Díaz debió sentar como una dosis de estricnina al macho alfa de la coalición comunista, Pablo Iglesias que —seguro estoy de ello—, a estas alturas de la peli debe de estar pensando ya en volver a coger las riendas de la coalición. Y, por último, el Partido Popular en pleno, con Alberto Núñez Feijóo y Cuca Gamarra por delante, ya deben respirar tranquilos porque, al menos, el mal trago ya ha pasado y ahora todo el mundo a centrarse en la campaña electoral que es lo que toca ahora.

Y de lo que estoy absolutamente seguro que ha sucedido es que el común de los ciudadanos, como mucho, se habrá parado unos minutos a escuchar algún resume en el informativo de turno o en el digital preferido, para que alguien le cuente en qué ha quedado todo este circo que los políticos han vuelto a montar en el Congreso para seguir mirándose al ombligo y no afrontar de una vez, de frente y por derecho, los mil y un problemas del común de los mortales, que siguen teniendo. Todo que ver con la cesta de la compra, con las dificultades cada vez más crecientes para llegar a fin de mes, con la hipoteca que ya no hay quién le pueda hacer frente, con los beneficiados de la Ley del ‘solo sí es sí’ o con la corrupción que no cesa -como el rayo de Miguel Hernández-, y con la funesta manía de tirar balones fuera que asedia a todo político que se precie, como es el caso del portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Patxi López, que daba ya por concluido hace solo unos días todo lo que tenga que ver con el “Caso Berni”. Y, mire usted por dónde, apenas concluida la votación de la moción de censura, va la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, y presenta su dimisión al frente del Instituto Armado en plena polémica por el caso “Cuarteles” y “Tito Berni”. Claro que, al final, este será un caso de corrupción, o de malversación, o de desvío de fondos, que ya veremos que bien se las componen para que entre de lleno en esta última jugadita gubernamental de despenalización de casos similares, y pelillos a la mar, cuando el afectado-afectada en este caso- no se haya dejado ni un billete en los bolsillos de su chaqueta y haya tenido la precaución de meterlos en los de su marido, pongamos por caso. Que aquí el que no corre, vuela.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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