Las personas pensamos usando lenguaje, y el lenguaje más usado es el idioma (también existe lenguaje no verbal) tanto es así, que personas nacidas en distintas partes del mundo suelen pensar en distintos idiomas. El lenguaje no sólo es vital para construir ideas, también para establecer la forma en que fabricamos recuerdos. Cuando las personas nos comunicamos unas con otras, no sólo lo hacemos para transmitir datos, sino cómo interpretamos esos datos. Cuanta más carga emocional contiene un mensaje más sencillo es que cale en el receptor el mismo, por eso todo el márquetin va ligado a emociones. Lo mismo pasa con las noticias y con las redes sociales.
Una persona que participa en un grupo de retórica belicista va a desarrollar una afinidad mayor hacia el belicismo que una persona que participa en un grupo de retórica pacifista. Lo mismo sucede con cualquier tema. No sólo es que las personas se adhieran a un grupo u otro en función de sus intereses, sino que un grupo puede ser orientado hacia unos u otros intereses en función de los mensajes que más se repiten en el mismo… y los mensajes se construyen con lenguaje, y del lenguaje, emociones. Un mismo mensaje hablando de un mismo hecho, puede pasar desapercibido o generar toda suerte de emociones en función del lenguaje utilizado. En otras palabras, el lenguaje es la materia prima para transmitir emociones y fijar ideas.
Si el auge de la extrema derecha es presentado una y otra vez como eje central de informativos, contando una y otra vez el contenido de su discurso, su discurso irá ocupando cada vez más espacio en la cabeza de la gente, aunque sea para rechazarlo, convirtiendo a la extrema derecha en protagonista. Si por el contrario lo que se difunde es el discurso de la gente contraria a la extrema derecha, será ese discurso el que ocupará cada vez más espacio en la cabeza de la gente, incluso entre la gente afín a las ideas de extrema derecha, aunque sea para cuestionarlo. Si todo lo que nos llega es mayoritariamente negativo, es normal que tengamos una percepción de la sociedad negativa, aunque los datos digan lo contrario. Si todo lo que nos llegan son días históricos en los que todo cambia, es normal que tengamos incertidumbre e inseguridad, aunque en nuestra vida diaria apenas cambie nada.
Las personas aprendemos por repetición y por emoción, y el cerebro tiende a reproducir aquello que le damos. Si una persona absorbe constantemente negatividad, tenderá a pensar de manera negativa con mayor frecuencia que una persona rodeada de positividad.
Las emociones negativas tienden a generar problemas de inseguridad, miedo, y ansiedad. Las emociones positivas tienden a generar todo lo contrario, incluido optimismo, y las emociones se transmiten mediante el lenguaje, pero el lenguaje no se limita a generar emociones, también puede construir recuerdos de cosas que nunca nos pasaron
En 1974, Elizabeth Loftus puso a 45 estudiantes de la facultad un vídeo de vehículos chocando entre sí. Descubrió que los estudiantes a los que se preguntaba a qué velocidad recordaban que iban los vehículos antes de ‘hacer contacto’ daban velocidades más bajas que los estudiantes a los que se preguntaba lo mismo empleando la palabra colisionar o chocar. El recuerdo del vídeo variaba en función del lenguaje empleado al preguntar por él, o lo que es lo mismo, el lenguaje tiene la capacidad de generar recuerdos diferentes para un mismo hecho. El trabajo de Elizabeth Loftus no terminó ahí, sino que demostró, a través de la sugestión, que la gente podía recordar cosas que no les habían pasado nunca. Es decir, que con carga emocional suficiente se podían implantar recuerdos falsos. Falsos con respecto a los hechos, pero no para quienes los desarrollan.
El lenguaje activa ideas y genera emociones. Las emociones generan sugestión, y la sugestión recuerdos, no necesariamente ciertos.
Desde hace dos años, por primera vez en nuestra historia, tenemos herramientas (máquinas) de uso global que generan lenguaje para dirigirse a nosotros de manera conversacional. Las IA, usadas a modo terapéutico por mucha gente, ¿Qué capacidad tienen para introducir ideas, recuerdos, y formas de pensar? ¿Cómo afectará la IA a nuestra estructura social?
El próximo artículo será ‘inteligencia artificial’.