El senador Barack Obama ganó este sábado las primarias demócratas en Luisiana y se convirtió así en el gran vencedor de la noche demócrata en la que también se alzó con las victorias en los "caucus" de Nebraska y el estado de Washington.
En todos los estados en juego, que suman un total de 158 delegados demócratas, el senador de Illinois alcanzó, tal y como se esperaba, un número de votos de entre el 50% y el 70%, mientras que su contendiente, Hillary Clinton, consiguió entre el 30% y el 40%.
Por tanto, los delegados quedarán repartidos según estos porcentajes con lo que, al final, la jornada electoral de este sábado no habrá conseguido resolver el empate técnico de delegados que ambos candidatos mantienen desde el comienzo de la campaña.
Los candidatos demócratas necesitan conseguir 2.025 delegados para lograr la nominación del partido en la Convención del 28 de agosto. De acuerdo a cálculos de la cadena CNN, los triunfos de Clinton le han otorgado hasta el momento 1.100 delegados, mientras que Obama tiene 1.039 delegados a su favor.
Obama es el candidato demócrata que mejor se desempeña en aquellos estados en los que la elección se realiza por medio de asambleas partidistas o "caucus", y que exige de los votantes mayor disposición y entusiasmo, que aquellos en los que se realizan elecciones primarias.
Las asambleas partidistas consisten en reuniones en las que los votantes deben agruparse según el candidato de su preferencia, intentando lograr un porcentaje determinado de miembros en cada grupo. En caso de que el porcentaje requerido no se logre, los votantes se ven obligados a negociar e intercambiar alegatos a favor de su elegido para lograr el apoyo de los indecisos o de aquellos que favorecen a candidatos con menos opciones.
Las primarias, por otra parte, siguen el proceso tradicional de marcar papeletas o emitir el voto secreto en máquinas de votación electrónicas.
La próxima ronda de primarias se llevará a cabo el próximo martes en el distrito de Columbia, Virginia y Maryland.
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