Las sorpresas que dan los libros

Dentro de un libro de Medicina del siglo XVI se ha encontrado un condón, (por el tamaño que se aprecia en las fotos debió ser usado por un Hércules de la época). Se demuestra que todo está en los libros y que en sus páginas se encierran tesoros ocultos. Lo que no sabemos es por qué el usuario decidió meterlo dentro del libro, quizá se pueda explicar porque al personal le gusta leer poco, de hecho el artilugio llevaba allí colocado desde hace cuatrocientos años sin que nadie se lo hubiera encontrado. Es evidente que hay que felicitar al usuario, o usuaria, porque supieron darle un escondite digno. No hay nada mejor para conservar un secreto que publicarlo en un libro; salvo que el autor tenga la mala suerte de que se convierta en un best-seller, su aportación a la Literatura quedará en la oscuridad más absoluta de la noche de los tiempos.

Lo del condón ha ocurrido en Salamanca pero podríamos darnos una vuelta por las bibliotecas de Madrid a ver qué tesoros ocultos se encierran en algunas estanterías. Ahí encontraremos las claves del cese de Prada, la repentina pasión de Rajoy por Gallardón, o por qué Maleni mantiene abierto el cráter de la Puerta del Sol, sine die. El buscar y lo “otro”, todo es empezar.

El artilugio en el libro de Medicina se entiende si pensamos que aquel hombre lo escondió para que no lo encontrara su hijo. De ser así ni preservativo, ni libro, le fueron de gran utilidad. Tanto que ha pasado el tiempo y nadie ha echado en falta lo que se decía en aquellas páginas, ni el condón de tripa de cerdo que se ataba con un lazo azul, (en semejante trance ¡cómo para ponerse a hacer nudos marineros!).