Alea jacta est. La suerte está echada. El rey Felipe hizo su papel y designó como candidato a la investidura como presidente del Gobierno al aspirante con más apoyos previsibles a día de hoy.
Tras recibir a los partidos que quisieron reunirse con él en Zarzuela -no fueron las formaciones independentistas-, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ténía más votos que Pedro Sánchez por una cuestión matemática.
El monarca escuchó a UPN y Coalición Canaria, además de a Vox, que aseguraron que votarían a Feijóo en una investidura. En cambio, el secretario general socialista, Sánchez, salió de estas entrevistas con el monarca con un sólo partido ofreciéndole su apoyo: Sumar. El PNV únicamente explicó a Felipe VI que no apoyaría a Feijóo, pero que tampoco ha negociado todavía un voto al candidato socialista.
Así las cosas, el Palacio de la Zarzuela optó por la vía fácil y no comprometerse en lo que se podría haber interpretado como una acción política, inclinándose por Sánchez por motivos valorativos sobre que tenía más o menos posibilidades. Feijóo era el ganador de las recientes elecciones y ahora mismo tiene 172 votos comprometidos, por los 152 de Sánchez.
Feijóo no quiere ser el nuevo Rajoy
Pero, al mismo tiempo, el Rey pudo saber que el candidato 'popular' tampoco tiene los apoyos necesarios porque el PNV le transmitió su voto negativo, y aunque no se lo han dicho en persona, los 4 partidos independentistas ausentes de las reuniones (Bildu, Junts, ERC y BNG), harán lo mismo.
Explicado de otra manera, Feijóo es ahora mismo el único aspirante que tiene más votos confirmados en contra que a favor, 178 contra 172. También es evidente que si el Rey se hubiera inclinado por Sánchez, la polémica hubiera estado también montada: designar como candidato a la investidura a un político que acabó la ronda de consultas en Palacio con sólo 152 apoyos confirmados hubiera sido también una decisión controvertida.
Ahora bien, ¿por qué el PP acude al Congreso a un debate de investidura que se sabe que perderá y supondrá un duro revés y una dura derrota parlamentaria? Porque aún está reciente en la memoria de todos lo que Mariano Rajoy hizo en enero de 2016, cuando declinó ante el monarca presentarse al saber que sería derrotado en la votación pese a ganar en las urnas en las elecciones de diciembre de 2015.
Descartada la 'vía Rajoy'
En todos estos años, en el PP se criticó esta actitud de su ex presidente y es algo que perduró en tiempos de Pablo Casado y ahora con Feijóo: un ganador de las elecciones siempre tiene que intentar ser investido y pasar por el duro 'via crucis', si es necesario, de salir derrotado en el Congreso, pero retratando a sus rivales políticos.
En todo caso, el PP mantiene su discurso: la investidura es posible y sólo les hace falta 4 votos más. Insiste en convencer al PNV, el partido más cercano ideológicamene a sus intereses, y que ya permitió investirse presidente a José María Aznar en 1996. Sin embargo, los nacionalistas vascos han manifestado por activa y por pasiva, durante semanas, que no participarán en un proyecto político que cuenta con Vox en el mismo.
Los 'populares' ahora se centran en otro objetivo: 4 abstenciones. Que 4 diputados no voten en contra de Feijóo a cambio de una negociación que podría beneficiar a Euskadi o Cataluña, ya que se da por descartado que desde PSOE o Sumar puedan llegar esos cambios de voto.
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