El temporal que está golpeando Galicia este 5 de noviembre ha quedado como la perfecta metáfora del momento elegido por Juan Carlos I para volver a España. El rey emérito, que ha ùblicado este miércoles en Francia sus esperadas memorias 'Reconciliación', ha llegado a Vigo alrededor del mediodía, procedente de Lisboa, para ser parte, una vez más, de las regatas de Sanxenxo a bordo del Bribón. No es la primera vez que el monarca regresa a las Rías Baixas, lo ha hecho en más de una decena de ocasiones desde su exilio a Abu Dabi en 2020, pero esta vez con mucho mayor ruido mediático.
Cerca de cumplir 88 años, el padre de Felipe VI regresa a su refugio gallego mientras cuenta su vida en las 512 páginas de una autobiografía que, de acuerdo con sus propias palabras, quieren reconciliarlo con su pasado y con su familia. En esta ocasión, su vuelta coincide con la publicación del libro en Francia, mientras en España no saldrá hasta finales de noviembre.
'Reconciliación', escrito en colaboración con la periodista franco-venezolana Laurence Debray, recorre cerca de 9 décadas de historia personal, política y familiar. Juan Carlos I toca los temas más delicados: su abdicación, su "exilio voluntario" en Emiratos Árabes, las disputas con su hijo y sus "desvíos sentimentales". Todo, escrito mezclando melancolía, poca autocrítica y un intento de redención.
El libro está dedicado "a toda su familia", aunque con una omisión que ha causado revuelo: la reina Letizia no aparece entre los mencionados. En cambio, sí que lo hacen sus padres, sus hermanas, sus hijos y nietos. El último capítulo, La cotidianidad en la isla de Nurai, está dedicado casi en su totalidad por su nieto Felipe Juan Froilán de Marichalar, a quien califica como "una de sus mayores satisfacciones" en esta etapa final.
La reina Sofía
Pero también habla de la reina Sofía, sobre quien el emérito saca sentimientos encontrados. "Lamento amargamente que mi esposa nunca haya hecho el viaje para verme", asegura. "Sospecho que no quiere enfadar a su hijo, con quien siempre ha mantenido una relación muy estrecha. Seguimos en contacto por teléfono, pero no es lo mismo". Incluso así, alaba su papel como reina y como madre: "Nada podrá borrar nunca mis profundos sentimientos hacia mi esposa Sofi, mi reina".
Juan Carlos reconoce "torpezas" y "ausencias", aunque mantiene que siempre trató de garantizar el bienestar de su familia. "A pesar de mis errores, procuré ofrecerles un hogar estable", afirma. En otro pasaje, habla sin rodeos de sus aventuras extramatrimoniales: "He tenido desvíos sentimentales durante mi vida, que no afectaron a mis obligaciones monárquicas. La mayor parte de las relaciones extraconyugales que se me atribuyen son totalmente ficticias".
El tono general de la utobiografía es melancólico. El ex monarca califica su actual vida en Abu Dabi como "4 años apartado de la vida española. 4 años vividos casi como un recluso". Solo sale de ese aislamiento, asegura, para ir a los entrenamientos náuticos en Galicia, aunque cada viaje "provoca una ola de murmuraciones en los medios". "Permanezco imperturbable, encerrado en el silencio, recluido en una vida confidencial y monótona, para -lo repito una vez más- no incomodar a la Corona ni a mi hijo", escribe. Ese parece ser el 'leitmotiv' de todo el libro: su voluntad de no causar problemas al reinado de Felipe VI, aunque, paradójicamente, su relato no deja bien parado a la institución.
Regreso entre olas y cámaras
Por todo ello, su llegada a Galicia ha traído mucho revuelo. Bajo un cielo cubierto, Juan Carlos I ha bajado de su jet privado en Vigo y se ha marchado, con discreción, a la casa de su amigo Pedro Campos en Sanxenxo, donde se aloja en cada visita. Aunque el plan es parecido al de otras ocasiones, pasar tiempo con amigos, hablar de vela y participar en la regata Desafío Barceló, el contexto es muy distinto: esta vez, su presencia llega en medio de una tormenta editorial que vuelve a colocarlo en el centro del debate público.
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