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Un historiador considera que habría que retirar la estatua de Largo Caballero

jueves 09 de octubre de 2008, 17:49h
El historiador Jorge Fernández-Coppel consideró este jueves que si el Ayuntamiento de Sevilla le ha retirado al general Gonzalo Queipo de Llano el título de hijo adoptivo y la medalla de oro de la ciudad, habría que hacer lo mismo con la estatua que tiene en Madrid Largo Caballero, una figura que, a su juicio, no debería ser "el paladín de la libertad a poco que se conozca la historia y se tenga conocimiento de sus discursos de contenido marxista en el año 1934".
En rueda de prensa convocada para la presentación del libro 'Queipo de Llano. Memorias de la Guerra Civil' (La esfera de los libros), su autor aseguró que no ha aparecido en el archivo particular del general, "pese a la opinión instaurada", ningún tipo de documento que lo involucre en el asesinato del poeta Federico García Lorca, "una creencia" que, según consideró, encuentra su origen en una estimación que apuntó el también historiador Ian Gibson, "sin tener pruebas", durante la década de los 70.

Fernández-Coppel estimó que el asesinato del autor del 'Romancero Gitano' fue "una de tantas salvajadas" que se cometieron en la Guerra Civil, pero "tan importante como pudieron serlo otras". Por ello, instó a los políticos a un "ejercicio de responsabilidad" cuando se aborda el conflicto del 36 "para que no se haga demagogia barata".

Respecto a la vinculación de Queipo de Llano con Sevilla, el historiador aseguró que el fajín de la Macarena no es suyo y resaltó que "se jugó la vida con 61 años, cuando ya lo había vivido todo, tenía cuatro hijos y era inspector jefe de los carabineros", al ser destinado a la ciudad hispalense para que comandara el alzamiento previo a la Guerra Civil en la que consideró "la plaza más difícil del país". Según explicó, su presencia en Sevilla se justificó porque en su ciudad natal, Valladolid -nació en Tordesillas-, tenía una gran fuerza la Falange, de modo que la castellana pasaba por ser "una de las plazas más sencillas".

Queipo de Llano, "un hombre culto"

Con todo, Fernández-Coppel recordó en este punto que la figura de Queipo de Llano, "un hombre culto y casi hercúleo por su enorme físico", no era bien vista ni por parte de los falangistas ni por el bando republicano. Además, destacó el hecho de que el general se declarase toda su vida monárquico pese a su gran enemistad con el Rey Alfonso XIII, a cuyo entierro asistió sin embargo siendo "el único" general que acudió al sepelio uniformado de militar.

En cuanto a su figura en sí, describió a Queipo de Llano como un hombre singular, más propio del siglo XIX y de gran corpulencia física, que estaba entrenado en el arte de los duelos, tanto en espada y florete como en pistola. Además, resaltó que primero fue amigo íntimo de Miguel Primo de Rivera y luego su acérrimo enemigo, destacando por otra parte que su vida no puede comprenderse si no se conoce el contexto histórico ni la etapa que vivió en África.

La obra que ahora ve la luz es la segunda parte de las memorias del famoso general, recogiéndose en esta publicación su etapa en la Guerra Civil y el Franquismo. En la próxima entrega, según adelantó el autor, se abordará el periodo histórico comprendido entre sus inicios en la carrera militar y su consolidación como gran general republicano.

Fruto de su estrecha colaboración con la familia del general, Fernández-Coppel indicó que se encontró con "la gran dificultad", durante el periodo de documentación, de que su hijo, su principal ayuda, se encontraba ya en silla de ruedas y ciego cuando le propuso reunir los archivos que dejó su padre a fin de dar cuenta de sus memorias, ya que, según destacó, Queipo de Llano "es un personaje del que se habla mucho pero del que se tiene un gran desconocimiento".
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